El diario El Clarín de Buenos Aires, realizó la siguiente entrevista al candidato presidencial peruano, Ollanta Humala:
El ex teniente coronel Ollanta Humala tiene 43 años, una esposa de 29 y dos hijas de cuatro y un año y medio. Desde su partido Unión por el Perú, el candidato nacionalista encabeza todas las encuestas para la primera vuelta de las elecciones del domingo. De mediana estatura pero fornido, su candidatura tuvo un salto espectacular desde comienzos de año, hasta que logró desplazar de las preferencias a Lourdes Flores, a la que define como la "candidata de los ricos". Humala es acusado de extremista, antidemocrático, populista y —además— por serias violaciones a los derechos humanos cuando en 1992 estaba al frente de una unidad militar en el interior del país y luchaba contra Sendero Luminoso. El 29 de octubre de 2000, justo el mismo día en que el "monje negro" de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, se escapaba del Perú, Humala se levantó con un grupo de hombres contra el régimen fujimorista, según explicó. Sus críticos sostienen que en verdad, esa aventura por las sierras del sur, no fue más que un montaje para cubrir la fuga del super espía y mano derecha de Fujimori. Hijo de un viejo militante del Partido Comunista —que militó con el escritor Mario Vargas Llosa—, y abogado de Ayacucho, la cuna de Sendero Luminoso, Ollanta se crió en Lima y estudió en buenos colegios privados de clase media acomodada. Antes de ser pasado a retiro del Ejército como teniente coronel en diciembre de 2004, el líder nacionalista fue agregado militar en la embajada peruana en París y luego en Seúl, Corea del Sur. Humala tiene siete hermanos —uno candidato a presidente por otro partido y uno más aspirante a una banca en el Congreso— y estudió Ciencias Políticas en la Sorbona de París. En la media noche de Lima, Ollanta Humala mantuvo una extensa entrevista con Clarín. Lo que sigue son los tramos más salientes
.—¿Qué significa ser nacionalista?—
Es la defensa de nuestra nación, de nuestra soberanía y de nuestros recursos. Y es la respuesta que le damos a este modelo económico neoliberal que está destruyendo el núcleo de la sociedad peruana que es la familia, a través de la crisis económica. Pero no hay que confundirse con cierto nacionalismo europeo, que ha derivado en fascismo. Yo podría decir en el caso europeo que el nacionalismo que defiendo es el de Charles De Gaulle, que peleó contra la ocupación alemana.
—¿Y en América latina a qué líderes considera nacionalistas?—
Yo no creo en esas categorías ideológicas como derecha e izquierda. En la región está surgiendo una nueva generación de líderes que en algunos países los llaman indigenistas, en otros socialistas, de izquierda, de la concertación, pero todos tienen el denominador común de buscar una respuesta alternativa a este modelo económico neoliberal. Yo le pondría la etiqueta de gobiernos progresistas, con los que podemos formar una gran familia.
—¿Con quién se está formando esa gran familia?—
Con Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, Kirchner en Argentina. Menciono estos nombres porque conversé con ellos. Y tengo la esperanza de que a esta familia ingrese Michelle Bachelet de Chile y Tabaré Vázquez de Uruguay, para que de una vez por todas se recomponga el sistema político de América latina.
—EE.UU. ha hablado de un "eje del mal" con Chávez, Fidel Castro y Morales ¿Qué cree de esa definición?—
No creo en eso, porque si hay un eje del mal debe haber uno del bien. Creo en el eje latinoamericano, porque hay problemas supranacionales como la pobreza, la deuda externa, la desnutrición, el atraso, que no se pueden resolver de manera unilateral. Tenemos que buscar un consenso latinoamericano.—Pero no todos se definen como nacionalistas e incluso no son lo mismo Lula y Chávez... —Yo no quiero entrar en esas comparaciones de si soy más lulista o chavista. Yo creo que Lula es una izquierda no radical que quiere hacer una nueva distribución de la riqueza, por ejemplo. No importan las definiciones, sino cómo entre todos construimos la agenda regional, como por ejemplo en el área energética con Brasil, Bolivia y Venezuela. Las confrontaciones ideológicas terminaron con el fin de la Guerra Fría, cuando colapsa la URSS y EE.UU. emerge como única potencia dominante y como un imperio vencedor. Así es como construyó un sistema de globalización capitalista que es la fase superior del capitalismo victorioso. Este proceso se caracteriza porque unos países globalizan y otros son globalizados. Nosotros estamos en el segundo grupo. Este proceso tiene dos patas: una democracia formal, en donde la población sólo vota y, por el otro, un poder económico neoliberal que lo que hace es abrir el mercado para las grandes potencias y que no ayuda al fortalecimiento de la producción nacional.
-Ud. habla de globalizadores y globalizados. ¿A partir de eso es que se opone a un tratado de libre comercio con EE.UU. que Perú está por firmar?—
No me opongo por definición a un acuerdo comercial con EE.UU. Cómo no voy a querer que los productos peruanos entren a ese mercado, que es el más importante del mundo. Pero esos tratados deben ir de la mano de los intereses nacionales, que deben estar plasmados en un proyecto de desarrollo nacional que debe basarse en el fortalecimiento de industria nacional.
—¿Por qué cree que se lo ha atacado tanto y se lo presenta como el "mal" en el Perú?—
Yo creo que la clase alta lo hace porque no me conoce y porque han comprado a una candidata como Lourdes Flores que es la aspirante presidencial de los ricos. Y muchos porque temen perder los privilegios que obtuvieron con la vieja política. Como lo marcan las encuestas, los sectores que creen en la justicia social, en un país que no siga fracturado socialmente, un país sin discriminaciones, con respeto a la vida, a las instituciones y a las libertades fundamentales de las personas y de la democracia, van a acompañar nuestro proyecto.
—¿A qué atribuye su crecimiento en las encuestas?—
Es la conexión que hay con el pueblo, porque los sectores desprotegidos se han dado cuenta de que Perú no aguanta más tiempo de continuismo. La transformación del país es inevitable, respetando la democracia y las libertades. Si eso no ocurre, este país se desbarranca.
¿Usted se imagina un gobierno de Lourdes Flores?
Creo que no dura ni un año.
—¿Por qué?—
Porque será más de lo mismo, y el país no lo soportará. Se va a levantar en protestas.
—¿Y usted de qué lado estaría?—
De lado del pueblo, pero defendiendo la democracia.
—¿Los inversionistas extranjeros le han demostrado temor por un posible gobierno suyo?—
Hablé con empresarios extranjeros y a ninguno vi asustado. Menos han dicho que se van a ir del país. Además, fuimos bien claros: cuando hablamos de nacionalizar no hablamos de expropiación ni de estatización. Eso es el pasado. Lo que queremos hacer es que el Estado participe en áreas estratégicas, como la aeronavegación. Nosotros no vamos a estatizar compañías privadas extranjeras, sino que vamos a abrir el juego para que capitales nacionales, con el apoyo del Estado, puedan participar de ese negocio y deje de ser un monopolio. Creemos en la inversión extranjera sana, no en la especulativa, y que cumpla ciertos requisitos como la transferencia de tecnología. Que paguen sus impuestos y las regalías que corresponden y que obtengan sus ganancias, claro, pero dejando en el país lo que corresponde para volcarlo al desarrollo social. Y por último, que respeten el medio ambiente. Vamos a ser un gobierno que imponga autoridad, no que sea autoritario.
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