sábado, abril 01, 2006

Retrato de familia

A días de la elección presidencial en el Perú, el cono sur de América depara otra sorpresa: Ollanta Humala podría vencer en la primera vuelta. No importa —dirán—, queda la segunda vuelta. Pero la candidatura del ex comandante sigue en ascenso y ha logrado disociarse de las homo, etno y xenofobias que promueven sus padres y hermanos. El reividicacionismo racial y territorial de los Humala no respeta fronteras y apunta en contra de blancos, negros y amarillos. Dicen tener títulos hasta sobre Rapa Nui, que también formaría parte de Tahuantinsuyo, la nación indígena que incluiría a Perú, Bolivia y territorios de Argentina y Chile. Tal ideario parecería ser de otro milenio. Sin embargo, no hace una década, en los Balcanes, bajo el nacionalismo, se promovió la limpieza étnica y la Gran Serbia. Y para qué ir tan lejos: con matices civilizados, Chávez y Morales convergen en agendas nacionalistas e indigenistas de distinta significación.Ollanta ha moderado su lenguaje y no incurre en los desvaríos de su hermanos Ulises —también candidato presidencial— y de Antauro, quien ha dicho que sólo en tanque visitará Arica, para seguir luego hasta el Maule, el verdadero límite de su nación reconstituida.
Ollanta es un líder, no hay duda. Tiene la preparación de uno de los mejores colegios privados de Lima, del Colegio Militar del Perú y de sus misiones diplomáticas. Es decidido, encabezó un intento de golpe al gobierno de Fujimori e, igual que Chávez, fue amnistiado por el siguiente gobierno democrático; reincorporado al Ejército por Paniagua y enviado a París por Toledo. Su discurso emociona a un pueblo que sigue mayoritariamente bajo los límites de la pobreza. También atrae a empresarios, ofreciendo proteccionismo y el espacio que ocupan inversionistas extranjeros en áreas supuestamente “estratégicas”. Por cierto, cuenta con la simpatía de militares velasquistas, es uno de ellos, y comparte sus presiones armamentistas y sus ambiciones territoriales por el norte chileno. Declara no ser antichileno, aunque no puede esconder su aversión a Chile a la hora de referirse a la demanda marítima boliviana y a nuestros políticos, militares y empresarios. Pero, también, debe estar reconocido de nuestros tribunales y gobernantes, que le han hecho más fácil su campaña, manteniendo detenido y silenciado al ex Presidente Fujimori en la Escuela de Gendarmería en Santiago. El arrastre y liderazgo de Ollanta Humala son realidades; a lo mejor, no serán suficientes para alcanzar la Presidencia del Perú; pero, en todo caso, electo o derrotado, es un fenómeno que no pueden ignorar la diplomacia, los empresarios y militares chilenos.
Artículo de opinión escrito por el Ex Canciller chileno Hernán Felipe Errázuriz en la sección editorial del diario El Mercurio

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