Las fuertes lluvias están dificultando las tareas de búsqueda de supervivientes bajo los escombros de las miles de casas que quedaron destruidas por el devastador terremoto del sábado en el sureste de la isla de Java, que ha causado ya al menos 5.136 muertos. Los últimos datos oficiales indican que, a las víctimas mortales se suman más de 2.000 heridos, aunque el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), eleva la cifra a 20.000. Las áreas más afectadas por la catástrofe son Bantul, con 3.082 víctimas mortales, y Klaten, con 1.672, según datos de los equipos de rescate en Yogyakarta. El Gobierno de Indonesia estima que unas 35.000 casas y otros edificios han sido destruidos en la ciudad de Yogyakarta y otras localidades cercanas, especialmente en Bantul, que ha quedado arrasada. El alcance de la destrucción es tal que el Gobierno indonesio ha declarado el estado de excepción con el fin de canalizar fondos y esfuerzos a la ingente labor de reconstrucción que aguarda al país.
El vicepresidente indonesio, Yusuf Kalla, dijo que el periodo de excepción durará tres meses, y que las autoridades esperan que toda la reconstrucción se prolongue al menos un año. Según Kalla, los fondos que se requieren ascienden a unos 140 millones de dólares (112 millones de euros) "para reparar las casas y suministrar las necesidades de la población". Atrapados entre los escombros. Todos los observadores consideran que el número de muertos puede ir aumentando, dado que la zona donde se produjo el seísmo está muy densamente poblada y la mayoría de las casas han quedado reducidas a escombros, donde se teme que haya muchas más personas atrapadas. "El rescate de supervivientes es la principal prioridad", dijo el domingo el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, quien se encuentra en Yogyakarta para supervisar las tareas de emergencia. "Todavía hay muchas posibilidades de salvar vidas, desde ayer hay más de 500 personas trabajando, entre el Ejército, la Cruz Roja, voluntarios", declaró Heri Nero, responsable de uno de los equipos de rescate desplegados en Yogyakarta.
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