Los invito a leer este reportaje que publicó el diario La Nación de Buenos Aires:
Los profetas de la informática afirman que, en 2021, "los ciudadanos-periodistas" producirán la mitad de la noticias mundiales. El vaticinio se basa en hechos elocuentes. A partir del 20 de marzo de 2003, fecha en la que los Estados Unidos invadieron Irak, los blogs salieron a competir en las ligas mayores de la información. Ante la sospecha de que los medios tradicionales ocultaban la verdad o la manipulaban, hubo soldados, ciudadanos comunes e incluso corresponsales de guerra que se lanzaron a dar sus versiones de los hechos en los weblogs. El público los leyó con voracidad y los medios tradicionales se pusieron en guardia. Kevin Sites, corresponsal de la CNN en el norte de Irak, fue la primera y más renombrada víctima de ese resquemor, cuando la cadena televisiva le exigió que suspendiera sus posts preocupada por el contenido crítico de sus textos. El reportero cerró el blog durante siete meses, al cabo de los cuales abandonó la CNN y regresó a Irak como enviado de la cadena NBC, previo acuerdo de que mantendría vigente el blog. En noviembre de 2004 captó la imagen del iraquí rematado en la mezquita de Faluya que obligó a los Estados Unidos a investigar si se habían cometido crímenes de guerra. A juzgar por las circunstancias en las que los blogs atraen más el interés del público, no parece descabellado conjeturar que la blogosfera funciona como una suerte de refugio cuando la gente teme que, a causa de diversos intereses, las empresas periodísticas le escatimen la verdad. En ocasión del atentado terrorista perpetrado en Londres, en 2005, los blogs vivieron otro momento de protagonismo. La televisión británica había decidido no emitir imágenes de cadáveres, heridos ni agonizantes.
Los ciudadanos ingleses le respondieron haciendo uso de las nuevas tecnologías. Celular en mano, capturaron los cuerpos destrozados y el reguero de sangre, subieron las fotografías a sus blogs y exhibieron al mundo el horror de carne y hueso. Multitudes de internautas se asomaron a esa ventana virtual; tantos que por esos días se produjeron varios colapsos en la web. Los blogs, es un hecho, aparecen como un nuevo protagonista en el escenario de la información. Hasta ahora, los únicos formadores de opinión eran los medios tradicionales: fijan la agenda pública, marcan la sensibilidad, la estética y el discurso de nuestra época.
Lo que la irrupción de los blogs obliga a pensar en este momento es si, en el futuro, los grandes medios más reputados de hoy llegarán a ser destronados por los llamados "ciudadanos-periodistas". La pregunta abre sucesivos interrogantes. ¿Bastará con volcar textos y fotos en la web para ejercer el oficio periodístico? ¿Tendrán los blogs el rol propio de los medios, el de formadores de opinión? ¿O tendrá razón el sociólgo Luis Alberto Quevedo -director del Proyecto Comunicación y miembro del Consejo Académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)- cuando califica como una ilusión propia de ese territorio virtual donde la libertad es ley la expectativa de que los lectores de los medios se puedan transformar en periodistas? "Por el momento, el uso de los blogs como fuente de información no es significativo, aunque hay proyectos de blogs realizados por empresas de medios, precisamente, para generar más audiencia", dice Jesús Flores Vivar, director del Congreso Internacional de Blogs y Periodismo en la Red desarrollado por el Departamento de Periodismo II de la Universidad Complutense de Madrid el miércoles y el jueves últimos. "Hay medios que promocionan la idea de periodistas ciudadanos -agrega Vivar-. Por caso, el diario El Comercio que, en ocasión de las recientes elecciones generales en Perú, invitó a quien quisiera participar a contar las novedades que ocurrieran en cualquier parte del Perú durante la jornada electoral, con el fin de registrar de inmediato algún posible incidente. Eso no habilita a pensar que los medios tradicionales vayan a ser sustituidos por los blogs; ellos serán un complemento en el proceso de información. Pero el rol del periodista tenderá a cambiar.
El periodista tradicional tiene que adelantarse en este terreno, que es de información y comunicación, si no quiere ser desplazado de un entorno que durante mucho tiempo ha sido su parcela". Jaime McIntyre, corresponsal de la CNN en el Pentágono, es consciente del desafío. "La capacidad de tamizar la información y presentarla en su contexto es especialmente vital ahora debido a la proliferación de otras fuentes de información", declaró a The New York Times. "Ya no me preocupa averiguar cada detalle cinco minutos antes que cualquier otro-dijo-. Es más importante conseguir la información y decirle a la gente qué significa". Persuadido de que el periodismo tradicional no habrá de desaparecer, argumentó desde la orilla de los receptores: "La mayoría de la gente no tiene tantas horas diarias para leer la web, y quiere que alguien le diga rápida y sucintamente lo que necesita saber". Además de síntesis, la gente busca un panorama noticioso con datos de múltiples áreas de la realidad -política, economía, deportes, espectáculos, ciencia-, y en eso los medios tradicionales llevan la delantera. Dada la especificidad del contenido de los blogs, habría que vivir saltando de uno a otro durante largas horas a fin de obtener la variedad de noticias que proporcionan la radio, la televisión, las revistas y los diarios (tanto en la versión impresa como en la presentación on line). Gerente General de Educ.AR, coeditor del diario electrónico Interlink Headline News, profesor universitario y autor de ensayos sobre comunicación, Alejandro Piscitelli está bien lejos de la imagen del dinosaurio que se resiste a los avances. Sin embargo, en una nota posteada en el blog de Educ.AR, bajo el título "Web 2.0 no se convertirá nunca en Medios 2.0", advierte que "la gente promedio no tiene tiempo, ni ganas, ni muchas veces competencias para generar sus propios contenidos y, además, está muy poco dispuesta a meterse en los meandros del filtrado de datos y de la selección personalizada de la información". "Si bien se viene hablando hasta el hartazgo del carácter revolucionario de los weblogs -sostiene Piscitelli-, al final la comunidad weblogger es mucho más autista y endogámica de lo que las noticias en los medios -en especial la autopromoción permanente que los propios webloggers se hacen a sí mismos- dejan ver, y está a años luz de las preocupaciones y de los esfuerzos que la gente común está dispuesta a hacer cuando de consumir noticias se trata". Otra de las dificultades que plantean los blogs como fuente de información es la velocidad con la que se multiplican. Según la agencia AFP, cada segundo se crea uno nuevo. A eso se suma que, fruto de la inconstancia o de la ausencia de obligatoriedad, muchos de ellos son actualizados muy de vez en cuando y otros tantos, abandonados por sus dueños poco tiempo después del nacimiento. En tal sentido, la diferencia en cuanto a la regularidad informativa, respetada por los medios tradicionales, es evidente.
En el mundo se está desarrollando una tendencia que en la Argentina aún es embrionaria: la de los periodistas profesionales con blog propio (ver nota aparte). Su situación de bloggers es diferente de la que sustentan en los medios. En la web, carecen de la cadena de jerarquías profesionales que hace que sus trabajos pasen por diversas instancias de control de calidad; el blog es, mayormente, un espacio unipersonal: yo lo pienso, yo lo escribo, yo lo edito, yo lo posteo. En el universo tradicional, la credibilidad del periodista está avalada por el medio. En el blog, la única garantía es su firma y, al igual que el resto de los bloggers, necesita procurarse lectores. El desafío no es menor ya que, como sostiene Quevedo, "en Internet, la oferta es inmensa; lo que falta son internautas que nos concedan lo más difícil de pedirle a alguien en la actualidad: su tiempo". Pero, ¿a quiénes le solicitan su atención los periodistas bloggers? "Creo que ellos piensan en un tipo de comunicación que está a mitad de camino entre el uno a uno (yo te llamo por teléfono) y Marcelo Tinelli, que tiene millones de personas en su audiencia -responde Quevedo-.
Los blogs no compiten en las broadcasting (grandes audiencias) sino en las narrowcasting (audiencias estrechas)". Con lógica y lenguaje propios, los blogs rastrean su lugar en el mundo de la comunicación. Los medios tradicionales los miran con una mezcla de recelo y asombro. Tal y como debe haber mirado la radio a la TV hasta que la experiencia demostró que había público para ambas.
De un blog, a la Casa Blanca
A los 23 años, Garret Graff le torció el brazo a la Casa Blanca. Tras una larga batalla, en marzo de 2005 se convirtió en el primer blogger (autor de un weblog) acreditado para participar en las ruedas de prensa del gobierno norteamericano. En su historia se encarnan varios de los complejos dilemas que plantea la relación entre los medios tradicionales y los blogs. Editor de FishbowlDC, un blog sobre medios, Graff decidió tramitar su credencial después de la polémica que generó James Guckert -el redactor de una página web, dirigida desde Texas por un republicano- que, amparado en la falsa identidad de Jeff Gannon, accedió a las conferencias de prensa de la Casa Blanca y fue acusado por los periodistas de ser el "topo" que empleaba el tiempo concedido a todos en preguntas superficiales que en nada incomodaran al presidente Bush ni a sus funcionarios. Los responsables de prensa del gobierno respondieron que eso pudo ocurrir porque los pases se obtenían con mucha facilidad. Entonces, Graff quiso probar qué tan sencillo era el trámite. A medida que tropezaba con las barreras, Graff relataba la odisea en su weblog. Otros muchos blogs se sumaron a la cruzada, que circuló por la red a toda velocidad hasta lograr que el joven ciberperiodista se alzara con su credencial. Pero el mismo Graff puso límites a la euforia de la eficaz presión cibernauta: admitió que fue recién cuando los medios tradicionales se hicieron eco de su historia que la Casa Blanca escuchó su reclamo. ¿Es la historia de Graff la primera muestra de que la diferencia entre los blogs y los medios se encamina al ocaso y que los términos "periodista" y "blogger" terminarán por ser sinónimos? En su momento, Jay Rosen, profesor de periodismo de la Universidad de Nueva York, le adjudicó dos méritos a Graff: haber demostrado que "conseguir la acreditación para la Casa Blanca resulta más duro después del caso Gannon" y haber "expandido la definición de la prensa". The New York Times fue más cauteloso al describir al joven blogger como "un puente entre los dos mundos". "A pesar de que es autor de un blog, posee genes de los antiguos medios", sostuvo el diario en alusión al hecho de que su padre, Christopher Graff, es corresponsal jefe en Vermont de la agencia AP y su abuelo, Bert McCord, fue crítico de The New York Herald Tribune. Cabe preguntarse si la Casa Blanca habría tenido la misma actitud con un blogger cuya familia careciera de prosapia periodística y que, a diferencia de Graff, no hubiera trabajado antes como editor ejecutivo de The Harvard Crimson. ¿Es razonable la pretensión de que cualquiera que escriba un blog deba ser acreditado ante un organismo del Estado? Si cada ciudadano es un periodista en potencia, como pretende cierta mirada sobre el fenómeno de los blogs, las acreditaciones para las ruedas de prensa, ¿deberían ser abiertas al país entero? El fenómeno en cifras
Las cifras más prudentes hablan de unos 35 millones de blogs en el ciberespacio, aunque algunas estimaciones llevan esta cifra a 70 millones. En promedio, se crea un blog por segundo.
Las cifras más prudentes hablan de unos 35 millones de blogs en el ciberespacio, aunque algunas estimaciones llevan esta cifra a 70 millones. En promedio, se crea un blog por segundo.
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