Las luchas entre jóvenes de las etnias lorosae y loromonu han convertido esta madrugada las calles de Dili, capital de Timor, en algo muy parecido al infierno. En Delta 2 y Comoro, barrios cercanos al aeropuerto internacional, ha habido enfrentamientos a palos, tiros y pedradas, y muchas casas han sido incendiadas. Los lorosae señalan las viviendas que no deben ser incendiadas colocando una palma verde sobre sus puertas; todas las demás corren el riesgo de arder. Las fuerzas australianas han sido, un día más, testigos imóviles del rebrote de violencia.
La pasada noche, la Misión de las monjas salesianas de Comoro fue rodeada por bandas de jóvenes exaltados que buscaban a algunos de los 860 refugiados que están viviendo en el recinto religioso. Una de las religiosas, la hermana María, dice que hace ya dos días que no tienen arroz y que la situación es muy difícil allí. Mientras tanto, dos helicópteros sobrevolaban la zona. El coche del hijo del que fuera primer presidente de Timor, el comandante Nicolau Lobato, ha sido atacado por un grupo de radicales, aunque él no ha resultado herido. Los tanques australianos comenzaron a patrullar la zona ayer a las doce de la mañana (hora local); había columnas de humo por toda la ciudad y reinaba un clima de tensión y desgobierno absoluto. El mercado de Comoro ardía también a esa misma hora, y en la carretera del aeropuerto había barricadas y una fuerte presencia militar.
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