sábado, octubre 28, 2006

Los 'dos Brasiles' vuelven a reunirse mañana ante las urnas

Los "dos Brasiles" -el rico y el pobre- expresarán este domingo sus notorias diferencias en la segunda vuelta de los comicios presidenciales. En el último tramo de la campaña, hay casi consenso en que la polarización del electorado es una de las más marcadas en la historia de las elecciones de este país. La división del voto entre el presidente y candidato a la reelección, Luiz Inácio Lula da Silva, y el socialdemócrata Geraldo Alckmin, parece reflejar las desigualdades más profundas de Brasil.

Por un lado, el país de Lula: el de las regiones del norte y nordeste, los municipios menores, los más pobres y con más bajo desarrollo humano; el de las áreas de agricultura familiar y la dependencia financiera del gobierno central. Por el otro, la nación de Alckmin: la de las regiones del sur y las zonas más ricas del sudeste, las ciudades con mejor calidad de vida, las zonas donde la agricultura es un buen negocio y donde, económicamente, la administración federal hace menos diferencia.

De la corrupción a la polarización

"En este momento, el problema principal de Brasil es la polarización, porque la desigualdad no es algo nuevo. El país ha vivido a lo largo de su historia con uno de los mayores niveles de inequidad del mundo", dice a BBC Mundo el analista internacional Jorge Castro. "La desigualdad ha estado siempre presente a pesar de que se encararon procesos de crecimiento económico y de unidad nacional a gran escala", agrega.

La campaña para la segunda vuelta parece estar a años luz de la que se desarrolló para la primera ronda, cuando el tema predominante fueron las acusaciones de corrupción contra el gobernante Partido de los Trabajadores (PT). Ahora, se discuten temas como privatizaciones, la eficiencia del gasto estatal y la crisis agrícola que ha afectado a los estados del sur.

Este viraje, dicen los observadores brasileños, ha beneficiado claramente a Lula, quien según las encuestas ganará cómodamente su reelección con una ventaja de 20 puntos por sobre su rival.

Fragmentación electoral

"La polarización del electorado era previsible", advierte Castro. "La primera vuelta ya había mostrado la profunda fragmentación del país en términos económicos, sociales y también territoriales". "En el norte y nordeste de Brasil Lula obtuvo el 65% de los votos, mientras que en el sur y sudeste Alckmin logró el 56% de los sufragios".

Esta vez, el mandatario parece haber captado exitosamente el 10% de los votantes que no optaron ni por él ni por su rival más cercano en la primera ronda, sino por los ex miembros del PT Heloisa Helena y Cristovam Buarque.

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