miércoles, noviembre 29, 2006

Estados Unidos, atrapado en dos guerras

Mientras la atención está centrada en la posibilidad de establecer un retiro de tropas y reducir las bajas estadounidenses, el debate gira alrededor de posibles decisiones políticas impulsadas por consideraciones de política interna de Estados Unidos. Estados Unidos enfrenta una serie de alternativas insatisfactorias en la búsqueda de una salida decorosa de Irak, sin dejar a ese país sumido en una guerra civil entre grupos religiosos, indicaron ayer especialistas. Mientras la atención está centrada en la posibilidad de establecer un retiro de tropas y reducir las bajas estadounidenses, el debate gira alrededor de posibles decisiones políticas impulsadas por consideraciones de política interna de Estados Unidos.

Pero al mismo tiempo, en Estados Unidos hay la creciente sensación de que Irak se encamina hacia una guerra civil, si es que no lo está ya, y la salida de tropas estadounidenses sólo incrementaría esa posibilidad. De hecho, la cadena de televisión NBC ya calificó la situación en Irak como una guerra civil, un término que el gobierno estadounidense prefiere evitar porque incrementaría la presión política por un retiro de tropas. Para la Casa Blanca, Irak vive sólo "una nueva fase de violencia" y el tema será analizado por el presidente George W. Bush con el premier iraquí Nouri al-Maliki, cuando se reúnan mañana en Amman. "Los iraquíes no hablan (del conflicto) como una guerra civil" ni tampoco el gobierno iraquí se ha fracturado en líneas sectarias, sostuvo el asesor de Seguridad Nacional, Stephen Hadley. Pero para otros, como el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, Irak está al borde de una guerra civil, a "no ser que se haga algo drástico y urgente para detener el deterioro de la situación", según advirtió ayer. De hecho, Al-Maliki pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que amplíe el mandato para los 160 mil soldados de la fuerza multinacional destacados en el país. La percepción pública del conflicto iraquí como una guerra civil en la que las tropas estadounidenses están en medio puede tener serias consecuencias. "Un significativo retiro de tropas en el futuro cercano llevaría a un aumento radical en el monto de violencia que plaga Irak, tal vez una guerra civil desatada", indicó Nora Bensahel, de la Institución Rand.

Esto "claramente no es lo que el gobierno quería", indicó la senadora demócrata Mary Landrieu, que expresó, como muchos otros, la esperanza de que una comisión bipartidista encabezada por dos prestigiados estadistas, el republicano James Baker y el demócrata Lee Hamilton, brinde al menos salidas viables "porque debemos comenzar a construir consenso para una estrategia de salida que nos ayude a estabilizar la región". La presentación del informe, sin embargo, tardará varias semanas. De acuerdo con The New York Times, la comisión debate estos días sobre un borrador que incluye la promoción de iniciativas diplomáticas regionales con negociaciones con Irán y Siria, pero no un calendario fijo para una salida militar. De hecho, el presidente George W. Bush viajó ayer para reunirse con países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El Pentágono, por su parte, está en proceso de presentar un reporte propio con alternativas distintas. Pero el debate ya no es la salida de Irak, sino el cómo y el cuándo. De acuerdo con información filtrada de la comisión bipartidista, sin embargo, no hay un acuerdo sobre soluciones militares. Pero al mismo tiempo, los tiempos políticos no favorecen una prolongada permanencia de tropas. Según Bensahel, "no quedan buenas opciones", y el debate que viene "se enfocará sobre los difíciles balances entre una variedad de opciones insatisfactorias".

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