lunes, noviembre 27, 2006

Un triunfo legítimo y respetable

Aunque faltan las confirmaciones del Tribunal Supremo Electoral, los resultados coincidentes de diferentes fuentes - así como sucedió en la primera vuelta- dan como triunfador de la contienda al economista Rafael Correa Delgado y, por tanto, lo convierten en Presidente Constitucional de la República del Ecuador por voluntad soberana del pueblo. El escenario obliga a ganadores y perdedores, desde el Ejecutivo y el Parlamento, a diagramar estrategias de gobernabilidad donde las coincidencias sumen más que las confrontaciones. Es verdad que el pueblo en las dos rondas votó contra una estructura partidaria deteriorada; por tanto, su expresión en las urnas es por un cambio institucional que constituye la primera obligación para los nuevos mandatarios; sin embargo, tal propósito debe darse dentro del marco constitucional y, por ende, dentro del Estado de Derecho.Considerando el hecho inusual de que el pueblo haya elegido a un candidato sin sustento parlamentario, es de esperar que se concilien posiciones y se proyecten las reformas para atender el mandato sin alterar el orden institucional. Deben agregarse, en este entorno, las declaraciones de los triunfadores en cuanto a la estabilidad económica: mantener la dolarización y no realizar cambios en la conducción de la economía nacional, ratificando la percepción de que el programa del próximo gobierno prioriza el cambio político e institucional. En las primeras declaraciones, el Mandatario electo ha ratificado su propósito emblemático que es el de llamar a una consulta popular para que el pueblo decida sobre la convocatoria de una asamblea constituyente. Es un tema extremadamente complejo y el nuevo gobierno deberá ser cuidadoso en no desgatarse en confrontaciones radicales al inicio de la gestión; por tanto, está obligado a no descartar otras alternativas que lo conduzcan al mismo propósito de un cambio sobre el cual la ciudadanía se pronunció mayoritariamente. El pueblo, que protagonizó un proceso electoral pacífico y ordenado, ha cumplido con su deber, ahora les corresponde a los elegidos gobernar con sentido de Patria y de bien común.

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