Pinochet sufre infarto y enfrenta horas críticas

Había terminado la cena en su residencia de La Dehesa cuando el general (r) Augusto Pinochet Ugarte se comenzó a quejar de un leve malestar estomacal. Los dolores crecieron hasta el pecho en forma preocupante, por lo que su esposa, Lucía Hiriart, y el enfermero que lo acompaña las 24 horas del día decidieron hacerle un chequeo a sus signos vitales. Cerca de la medianoche, comunicaron los resultados al médico de turno, quien recomendó un nuevo examen y decidió ir a verlo de emergencia.Pero no alcanzó a llegar a la calle Los Flamencos, porque a las 1:30 hrs. -en una decisión que demostró ser vital- el enfermero optó por subir al general a la ambulancia para llegar en 15 minutos al Hospital Militar, mientras se informaba del operativo al tribunal y al Ejército. Allí se diagnosticó un infarto agudo al miocardio, insuficiencia cardíaca y un edema agudo de pulmón. La situación médica era gravísima y así se lo informaron a Lucía Hiriart, quien comenzó a llamar a sus hijos advirtiendo que su padre se "está muriendo". Pinochet llegó respirando dificultosamente, pero consciente, iniciándose un proceso para tratar de limpiarles las arterias obstruidas. Se le aplicaron dilatantes y una angioplastia, en que se intentó primero introducir un catéter a través de una arteria de la cadera, lo que no fue posible, optándose por otra arteria en el hombro para llegar al corazón.

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