La ministra de Asuntos Exteriores británica, Margaret Beckett, habló con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, quien “aparentemente no comprendió” que el ex espía estaba bajo supervisión poicial en vez de bajo custodia. Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores confirmaron al rotativo que las autoridades rusas habían planteado la cuestión de la misiva en los contactos con Beckett y los diplomáticos británicos.
En una comparecencia el pasado jueves en el Parlamento, el ministro británico del Interior, John Reid, reveló que Beckett había hablado con su colega ruso y que éste le había ofrecido garantías de que Moscú cooperará en la investigación de la muerte del ex espía.
Tras la muerte de Litvinenko, el Ejecutivo británico pidió a las autoridades rusas colaboración para ayudar a la brigada antiterrorista de Scotland Yard en su investigación. Además, funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores británico se reunieron el pasado día 24 con el embajador ruso en Londres, Yuri Fedotov, para analizar el suceso.
Pero en la práctica, el Gobierno británico ha tratado este asunto con mucho tacto para evitar tensiones diplomáticas con Rusia, cuyos recursos energéticos (gas y petróleo, principalmente) son de gran interés para el Reino Unido. Según The Sunday Times, el primer ministro británico, Tony Blair, concluyó la reunión del Gabinete del pasado jueves destacando la importancia de las relaciones a largo plazo con Moscú.
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