Vladimir Putin, ayer, durante su octavo y último discurso a la nación
Foto: AFP
En un discurso digno de los tiempos de la Guerra Fría, el presidente ruso, Vladimir Putin, criticó ayer en duros términos la política exterior de Estados Unidos y su proyecto de construir un escudo antimisiles en Europa, y anunció en represalia la suspensión de un tratado de desmilitarización firmado en 1990. De forma casi inmediata, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, que participa en Noruega de una cumbre de la OTAN, afirmó que el dispositivo militar que su país planea desplegar en el este de Europa no representa peligro alguno para Moscú y consideró que la inquietud del mandatario ruso es "absurda". En su mensaje anual a la nación, pronunciado ante ambas cámaras del Parlamento ruso, Putin criticó la "injerencia" de los occidentales "colonizadores" y propuso una moratoria del tratado de las Fuerzas Convencionales en Europa (FCE), que restringe los despliegues militares en el Viejo Continente (ver aparte). "[Los países de la OTAN] están estableciendo bases militares en nuestras fronteras y, lo que es peor, también están planeando situar elementos de sistemas de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa", declaró el jefe del Kremlin, en clara referencia al emplazamiento de una estación de radar y misiles interceptores norteamericanos en estos dos países.
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