El presidente George W. Bush afirmó ayer que no espera avances en caso de que su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se reúna con el canciller iraní en una conferencia internacional sobre Irak, y le pidió que se mostrara ``cortés pero firme''. Rice y su par iraní, Manuchehr Mottaki, coincidirán en la conferencia que tendrá lugar en el balneario egipcio de Charm el Cheij, el jueves y viernes. La jefa de la diplomacia de Estados Unidos no ha descartado un encuentro, pero Bush se encargó ayer de aguar las expectativas. Los lazos diplomáticos entre Irán y Estados Unidos están cortados desde hace más de 25 años y ambos países mantienen un tenso duelo diplomático en torno al programa nuclear iraní. Bush manifestó en conferencia de prensa que Rice ``será cortés pero firme al recordar al representante del gobierno de Irán que existe un camino mejor para el pueblo iraní''.
El mandatario se mostró confiado en que Irán sentirá la presión de los esfuerzos de Estados Unidos para reunir oposición mundial a sus presuntas ambiciones de fabricar armas nucleares. ''Si realmente tiene lugar una conversación (entre Rice y Mottaki), será una que dirá que si el gobierno de Irán quiere tener una conversación seria con Estados Unidos y otros, entonces tendrá que suspender su programa de enriquecimiento (de uranio) de una forma verificable'', subrayó el Presidente. ''Nos sentaremos a la mesa con ellos, junto a nuestros socios europeos y Rusia. Eso es lo que ella les dirá'', explicó.
El presidente Bush invitó a Rusia a participar del sistema de escudo antimisiles, al que Moscú se opone, y dijo que el proyecto era de su interés para impedir, por ejemplo, un ataque de Irán. ''Nuestra intención es decirle a Rusia que el sistema es algo en lo que debería pensar en participar'', indicó, al recibir a los líderes de la Unión Europea en la Casa Blanca para celebrar su cumbre anual. ''Es de vuestro interés tener un sistema que podría impedirle a un futuro régimen iraní, por ejemplo, lanzar'' misiles, agregó. Estados Unidos quiere instalar diez misiles interceptores en Polonia y un radar ultraperfeccionado en la República Checa, en el marco de su escudo antimisiles. Ese proyecto fue muy mal recibido por Rusia, que ve en él una amenaza directa a su seguridad. El presidente ruso, Vladimir Putin, estimó el viernes que el proyecto estadounidense en Europa multiplicaba los riesgos de una destrucción mutua.
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