Las dificultades para percibir olores comunes, como los del limón, el plátano y la canela pueden representar la primera señal del mal de Alzheimer, de acuerdo con un estudio que podría llevar a la realización de pruebas olfativas para determinar el riesgo que tiene una persona de desarrollar este desorden cerebral progresivo. Esas pruebas serían importantes si los científicos encuentran la forma de frenar el desarrollo del Alzheimer y de la pérdida de la memoria asociada con este mal. Actualmente, no existe cura. Durante mucho tiempo, los investigadores han sabido que algunas lesiones microscópicas, consideradas el rasgo distintivo del Alzheimer, aparecen inicialmente en una región cerebral importante para el sentido del olfato. ''Sobre una base estrictamente anatómica, esto suena lógico'', declaró Robert Franks, experto en percepciones olfativas en la Universidad de Cincinnati, quien no estuvo involucrado en el nuevo estudio, publicado ayer en la edición de Archives of General Psychiatry.
Otros estudios han vinculado la pérdida del olfato con el Alzheimer, explicó Franks, pero éste es el primero que mide esas facultades durante un periodo de cinco años, probando señales de deterioro cerebral. En el estudio, se pidió a 600 personas de entre 54 y 100 años que identificaran una decena de olores familiares: cebolla, limón, canela, pimienta, chocolate, rosas, plátano, piña, jabón, diluyente para pintura, gasolina y humo. Para cada olor, los participantes escucharon y vieron una serie de cuatro respuestas distintas. Si se les daba a oler la canela, se les preguntaba: '' ¿Es fruta, canela, madera o coco?'', mientras veían las respuestas posibles simultáneamente en un texto. Una cuarta parte de las personas identificó correctamente todos los olores o erró sólo en uno. La mitad acertó en al menos nueve de los 12. Otro cuarto identificó ocho olores o menos.
Durante el lustro siguiente, se aplicó a los participantes 21 pruebas cognitivas anuales. Aproximadamente un tercio desarrolló al menos problemas ligeros de memoria y razonamiento. La gente que cometió al menos cuatro errores en la prueba olfativa tuvo 50 por ciento más de probabilidades de desarrollar problemas, en comparación con quienes no cometieron más de una equivocación. Las dificultades para identificar los olores fue asociada también con un mayor riesgo de que un problema cognitivo leve se convirtiera en Alzheimer. Pero el autor principal del estudio, Robert Wilson, del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago, subrayó que la pérdida del olfato no debe ser causa de pánico.
Fuente: Diario El Nuevo Herald de Miami
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