Alberto Gonzales, "Al" para el presidente George W. Bush, será recordado como el hispano que llegó más alto. Pero también el que cayó en picada. Su carrera como abogado fue una historia de éxito que le llevó a ser reconocido por la comunidad latina e incluso lo nombraron el ispanoamericano del año en la revista Hispanic. Sin embargo, es muy poco el aporte que este alto funcionario hizo a esa comunidad desde el Departamento de Justicia. "Les recuerdo que vivimos en una gran nación. Yo viví el sueño americano. Mis peores días han sido mejores que los mejores días de mi padre", señaló en su renuncia. Nació en 1955 y fue el segundo de una numerosa familia de inmigrantes mexicanos que vivían en una casa sin agua corriente ni teléfono. Fue el primero de su familia en ir a la universidad, y se convirtió en la encarnación del sueño americano. Pese a ser hijo de padres mexicanos Gonzales no habla español, así lo reconoció cuando BBC Mundo trató de entrevistarlo en ese idioma durante una convención del Partido Republicano que justamente tenía como estrategia la búsqueda de votos dentro de la comunidad latina.
Tras graduarse de la Universidad de Rice, estudió Leyes en la prestigiosa Universidad de Harvard. Su historia quedó unida a la George W. Bush desde 1985, cuando fue nombrado Procurador General de Texas. Fiscales En su puesto como Procurador General, el caso que golpeó más profundamente su credibilidad fue el despido de ocho fiscales, supuestamente por razones ideológicas. Al ha sido siempre una voz calmada y firme en los momentos de crisis George W. Bush. Sus audiencias ante los senadores por ese escándalo quedarán en la historia de su vida como una de sus peores actuaciones. Gonzales repitió incansablemente que "no se acordaba" de una u otra situación, una respuesta que le dejó pocos amigos, incluso dentro del Partido Republicano. Muchos, no sólo en la oposición, pero también dentro de la esfera del poder pidieron su renuncia. Bush nunca le quitó su apoyo. "Al ha sido siempre una voz calmada y firme en los momentos de crisis", aseguró Bush. "Tiene un principio inquebrantable de respeto de la ley y yo le tengo confianza", enfatizó en varias ocasiones.
Por eso su renuncia causó sorpresa, incluso en los pasillos del Departamento de Justicia, porque -pese a los muchos escándalos- había logrado mantener el puesto y la confianza de Bush. Ahora, sin embargo, se une a la lista de los muchos otros incondicionales de Bush como Karl Rove, que decide abandonar el barco cuando comienza a calentarse el ambiente de las campañas electorales para noviembre de 2008.
Fuente: BBC
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