En una decisión que seguramente ocasionará una nueva ola de agitación política en Venezuela, la Asamblea Nacional aprobó ayer la reforma constitucional que habilita la reelección ilimitada del presidente Hugo Chávez y lo dota de poderes especiales para hacer realidad su sueño de instaurar "socialismo del siglo XXI" en su país.
La reforma, que aún debe ser ratificada en un referéndum, previsto para el 2 de diciembre, fue sancionada ayer por una abrumadora mayoría de 161 votos a favor y seis abstenciones de diputados "disidentes" del partido socialdemócrata Podemos, en el Parlamento unicameral de Venezuela, compuesto íntegramente por chavistas.
Además de habilitar la reelección ilimitada del mandatario, la reforma también facultaría al gobierno a decretar estados de excepción sin límite de tiempo, en los que podría detener sin cargos a los ciudadanos e imponer la censura a la prensa, en una aparente represalia por el apoyo de los medios a la fracasada rebelión que intentó sacar del poder a Chávez en 2002.
Aunque la aprobación parlamentaria del proyecto se daba por descontada, ya que las 167 bancas son ocupadas por legisladores chavistas, se estima que agudizará la movilización de los sectores contrarios a Chávez, que aspiran a bloquear o a posponer la iniciativa, en el tiempo que queda hasta el llamado al referéndum.
En los últimos días se multiplicaron las marchas estudiantiles, de partidos políticos opositores, y de grupos cercanos a la Iglesia, todos contrarios al proyecto de reforma constitucional chavista, porque, según afirman, no fue explicado a la población y podría dar lugar a una dictadura al estilo cubano, en la que Chávez se eternice en el poder como su aliado y amigo, el convaleciente mandatario Fidel Castro.
Continue leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
La reforma, que aún debe ser ratificada en un referéndum, previsto para el 2 de diciembre, fue sancionada ayer por una abrumadora mayoría de 161 votos a favor y seis abstenciones de diputados "disidentes" del partido socialdemócrata Podemos, en el Parlamento unicameral de Venezuela, compuesto íntegramente por chavistas.
Además de habilitar la reelección ilimitada del mandatario, la reforma también facultaría al gobierno a decretar estados de excepción sin límite de tiempo, en los que podría detener sin cargos a los ciudadanos e imponer la censura a la prensa, en una aparente represalia por el apoyo de los medios a la fracasada rebelión que intentó sacar del poder a Chávez en 2002.
Aunque la aprobación parlamentaria del proyecto se daba por descontada, ya que las 167 bancas son ocupadas por legisladores chavistas, se estima que agudizará la movilización de los sectores contrarios a Chávez, que aspiran a bloquear o a posponer la iniciativa, en el tiempo que queda hasta el llamado al referéndum.
En los últimos días se multiplicaron las marchas estudiantiles, de partidos políticos opositores, y de grupos cercanos a la Iglesia, todos contrarios al proyecto de reforma constitucional chavista, porque, según afirman, no fue explicado a la población y podría dar lugar a una dictadura al estilo cubano, en la que Chávez se eternice en el poder como su aliado y amigo, el convaleciente mandatario Fidel Castro.
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