El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se encontraba ayer en el umbral de una crucial victoria política para el futuro de su programa de reformas después de que las poderosas centrales obreras comenzaran a levantar la huelga de transportes que mantiene al país paralizado desde hace nueve días. La mayoría de las asambleas generales realizadas por las federaciones ferroviarias y del transporte urbano de subterráneos y ómnibus votaron ayer por el levantamiento de la medida de fuerza iniciada el 13 del actual para protestar contra la reforma de los regímenes jubilatorios preferenciales. Los sindicatos no impartieron consignas oficiales de levantar la huelga, pero a través de sus canales institucionales dieron instrucciones a sus delegados regionales de hacer votar la reanudación del trabajo en las asambleas locales con objeto de permitir una salida relativamente honorable de la huelga.
Los servicios de transporte, en consecuencia, se reanudarán progresivamente a partir de hoy y quedarán definitivamente normalizados durante el fin de semana. Sarkozy, que había reiterado el martes pasado su decisión de no abandonar su programa de reformas, consiguió dar vuelta la situación a partir del miércoles, cuando se abrieron las negociaciones tripartitas entre empresas, sindicatos y gobierno para adoptar los cambios posibles en los actuales regímenes de jubilación preferenciales, que permiten retirarse de la vida activa con 37,5 años de aportes.
El gobierno pretende que antes de 2012 se equiparen con el régimen general, que prevé 40 años de aportes. En un país de 65 millones de habitantes, esa reforma concierne a apenas un millón de jubilados y unos 500.000 activos de las empresas del servicio público. Sin embargo, el proyecto tiene un alto valor simbólico, pues pone en juego la credibilidad política de Sarkozy para aplicar la totalidad del programa de reformas que prometió durante la campaña electoral. "Si el presidente cede ahora, el futuro de todas sus reformas quedará seriamente comprometido", reconoció el sociólogo Guy Groux, del Instituto de Ciencias Políticas de París (Sciences-Po).
Los gremios, vencidos
Los líderes sindicales habían comenzado a abandonar su intransigencia a fines de la semana pasada, cuando comprendieron que el gobierno estaba resuelto a resistir la prueba de fuerza todo el tiempo que fuera necesario. El primero en propiciar el abandono de la huelga fue el líder de la CFDT, François Cherèque, que luego fue abucheado y silbado por los militantes en la gran manifestación del martes pasado en París. Una consigna similar, aunque más sutil, fue impartida por Bernard Thibaut, líder de la central mayoritaria CGT, con 711.000 afiliados (casi 50% del total nacional de adherentes a un sindicato). Este prolongado conflicto seguramente quedará inscripto en los anales de Francia porque marca una inflexión histórica en las relaciones entre los sindicatos y el poder político. Después de haber sido capaces de doblegar a casi todos los gobiernos de los últimos 70 años, el movimiento sindical queda ahora en una posición crítica. "Lo que está pasando huele a derrota", opina Groux. "A partir de ahora, la sociedad francesa se preguntará si recurrir a la huelga como arma de presión política sigue teniendo la misma eficacia que antes", agrega. El gobierno se abstuvo hasta ahora de clamar victoria para no colocar en situación humillante a los militantes derrotados.
Para Sarkozy, el resultado de este primer conflicto social de dimensiones nacionales empieza a perfilarse como una gran victoria política. Seis meses después de haber accedido al poder, se convirtió en el primer presidente capaz de imponer una reforma contra los intereses "corporativistas". Gracias al resultado de esta prueba de fuerza, Sarkozy consolida su liderazgo en la derecha y confirma su determinación de aplicar el ambicioso programa de reformas que fue aprobado mayoritariamente por los franceses en las elecciones de mayo pasado. Este primer triunfo le allana el camino para avanzar con otras reformas destinadas, según su programa, a modernizar la economía y el sistema social de Francia.
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