Apenas su esposo la ayudó a colocarse la banda presidencial, Cristina Fernández de Kirchner se presentó como la continuadora del gobierno que acababa de terminar y se comprometió a abrir instancias de diálogo político y social, bajo ciertas condiciones. La primera mujer en ser elegida para conducir la Argentina inauguró ayer su mandato con un discurso de 47 minutos, improvisado pero cerebral, en el que osciló entre los elogios a su esposo, Néstor Kirchner, y las promesas de mejorar la Justicia y la educación. Apenas pudo contener las lágrimas en el momento de jurar, pero recuperó el tono severo cuando le tocó dar su mensaje. Anticipó que el pacto social propuesto en la campaña “no será un acuerdo de precios y salarios”, sino el diseño de “grandes metas” para el futuro: “No vine a ser presidenta para convertirme en gendarme de la rentabilidad empresaria ni a ser parte de una interna sindical”. Antes había invitado a “profundizar” la discusión de “ideas alternativas”. Habló de debatir “propuestas viables, sin adjetivaciones, sin agravios y con memoria de lo que hizo cada uno y a quién representó”. Las palabras de Cristina Kirchner lograron llenar de tensión el recinto de la Cámara de Diputados
cuando se refirió al conflicto con Uruguay por la instalación de la fábrica de Botnia. Al presidente Tabaré Vázquez, que estaba en el palco de honor, le dijo que ella no hará “un solo gesto que profundice las diferencias”, pero de inmediato le reprochó a su país haber causado la crisis, cuya solución supeditó al tribunal de La Haya.
Momento único: Cristina Kirchner recibe el bastón de mando de su esposo, el presidente saliente
Foto: AFP
La ceremonia de sucesión de los esposos Kirchner continuó en la Casa Rosada con la jura de los ministros, siete de ellos heredados, y terminó con un festival de música frente a la Plaza de Mayo en el que la Presidenta se animó a hacer los coros en una de las primeras canciones.
Momento único: Cristina Kirchner recibe el bastón de mando de su esposo, el presidente saliente
Foto: AFP
La ceremonia de sucesión de los esposos Kirchner continuó en la Casa Rosada con la jura de los ministros, siete de ellos heredados, y terminó con un festival de música frente a la Plaza de Mayo en el que la Presidenta se animó a hacer los coros en una de las primeras canciones.
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