miércoles, diciembre 19, 2007

CUMBRE DEL MERCOSUR: Algo de Almíbar sobre el río Uruguay

Un fuerte golpe sobre la mesa con el martillo que simboliza la Presidencia del Mercosur fue la primera acción de Cristina Fernández como presidenta del bloque. Antes y después, hubo muchas sonrisas y gestos de distensión con Tabaré Vázquez. En medio de uno de los conflictos más fuertes entre los dos gobiernos, Vázquez y la presidenta argentina coquetearon toda la mañana y se dedicaron palabras amables, durante la breve Cumbre del Mercosur realizada en el Parque Rodó. Ayer fue todo rosas y piropos: no hubo reproches, ni una sola mención al conflicto por la construcción de las pasteras en el río Uruguay. Todavía estaba fresco el recuerdo de la semana pasada, cuando asumió Cristina. Frente a Vázquez, Fernández culpó esa vez a Uruguay por haber violado el tratado del Río Uruguay.

Pero ayer Vázquez no se tomó la revancha. Afuera del ex Parque Hotel, hoy sede del Mercosur, tres personas sostenían una pancarta en la rambla, con un mensaje dirigido a Cristina: "Bienvenida señora presidenta Fernández de Kirchner. Disfrute del Uruguay tranquila. Aquí somos educados. No agredimos a nuestros huéspedes si no pueden responder". ELOGIOS. Hubo silencio sepulcral cuando Vázquez invitó a Fernández a subir al estrado para realizar el cambio en la Presidencia pro témpore, que ahora queda en manos de Argentina por seis meses. Parados uno al lado del otro, Vázquez -con su mejor sonrisa- dijo que era "muy grato" transferir el cargo a "la hermana República Argentina" y a su presidenta. "Es muy grato por todo lo que une a argentinos y uruguayos", afirmó. Cristina escuchaba y miraba al suelo. "Quiero decirle que está usted en su casa, en esta ciudad y este país. Entre esta raza de gente sencilla que somos los uruguayos, ningún argentino es extranjero", le dijo el presidente en su tradicional tono pausado.






Le deseó "buena gestión" y le pasó el "modesto martillo", usado "para ordenar estas reuniones". Fernández se salió enseguida del libreto y le preguntó si podía golpearlo. "¿Sí?", insistió. Acto seguido hubo un fuerte martillazo. Con el rostro más serio que Vázquez, Fernández agradeció "el cariño" uruguayo: "Me he sentido en mi casa porque Uruguay es mi casa, al igual que Argentina es la casa de miles de uruguayos que hace mucho viven con nosotros".

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