El candidato presidencial republicano, John McCain, ha presentado un proyecto de política exterior que diverge profundamente del estilo y la filosofía de George W. Bush y que acentúa la necesidad de colaboración y consulta con los aliados de Estados Unidos en busca de una actuación más multilateral y más prudente. Aunque similar en las prioridades -la lucha contra el terrorismo- y coincidente en la voluntad de continuar la guerra de Irak, la oferta que McCain presenta al mundo como posible líder de la única superpotencia, representa una ruptura o, al menos, una significativa corrección, con la política que la Casa Blanca ha ejecutado en los últimos ocho años. "No estamos solos. Nuestro gran poder no significa que podamos hacer lo que queramos y donde queramos. Tampoco podemos asumir que siempre tenemos la sabiduría y el conocimiento suficientes para tener éxito por nosotros mismos", dijo McCain en un discurso, el miércoles, en el Consejo de Asuntos Internacionales, en Los Ángeles, el más importante que ha pronunciado hasta la fecha sobre esta materia.
McCain se definió, en lo que respecta al manejo de la política exterior, como "un idealista realista", un hombre que ha aprendido de su experiencia personal y de sus muchos años en Washington que "hay enemigos que no dudarán en usar los métodos más crueles" para dañar a EE UU y a Occidente, pero que también sabe que no se les puede hacer frente sin contar con los muchos amigos de este país.
"En un mundo como el actual", dijo, "EE UU no puede ser el líder únicamente en virtud de su poder. Cuando creamos necesaria una actuación internacional, ya sea militar, económica o diplomática, trataremos de convencer a nuestros amigos de que estamos en lo cierto. Pero, a cambio, nosotros tenemos que estar dispuestos a dejarnos persuadir por ellos".
McCain habló de la necesidad de crear una convergencia internacional, "una Liga de las Democracias" -decía el texto de su discurso, en mayúsculas-, capaz de hacer frente de forma coordinada a las tiranías, las grandes epidemias y los peligros contra el medioambiente.
El senador de Arizona intenta hacer compatible ese mensaje práctico de colaboración y diálogo con una visión idealista de cambiar el mundo. Insistió en que sería un error apresurarse a destruir los sistemas autoritarios que sobreviven en la actualidad, pero que también sería equivocado aceptar el actual status quo y seguir adelante sin más. "No podemos pedir cambios de la noche a la mañana", advirtió, "pero tenemos que contribuir a extender la libertad haciendo uso de toda nuestra fuerza como pueblo libre. Eso no es idealismo, es el verdadero realismo".
En ese contexto, McCain defendió la guerra de Irak. "Hemos asumido una responsabilidad moral en Irak", explicó. "Nuestros críticos dicen que tenemos que recuperar nuestra imagen en el mundo. Pero ¿cómo podríamos conseguir eso si renunciamos, de forma moralmente reprochable, a nuestras responsabilidades en Irak?". Con la vista puesta más en la campaña electoral, el veterano político aseguró que Estados Unidos puede aún ganar esa guerra y rebatió el argumento, principalmente expuesto por Barack Obama, de que la salida de Irak le permitiría a EE UU actuar con mayor eficacia contra Al Qaeda.
Este discurso, así como su reciente viaje por Oriente Medio y Europa y otro que está considerando hacer por América Latina, intentan destacar ante el electorado el potencial del candidato republicano como presidente y comandante en jefe. En un momento en que los dos aspirantes demócratas, Hillary Clinton y Obama, se desgastan en su lucha fratricida, McCain aprovecha para venderse como una apuesta de garantía.
Ambos encontraron ayer tiempo, no obstante, para criticar las palabras de su rival del otro partido. Obama dijo que McCain había confirmado que "está decidido a continuar cuatro años más con las políticas fracasadas de George Bush, incluyendo una guerra sin fin en Irak". En la misma línea, Clinton acusó a McCain de querer mantener a EE UU "implicado en la guerra civil de otro país".
Miembros del equipo de seguridad comprueban los zapatos de John McCain- ASSOCIATED PRESS
Esas críticas no constituyen ninguna sorpresa en una campaña en la que Irak es uno de los puntos más débiles de la candidatura de McCain. Pero lo cierto es que el discurso del aspirante republicano se parece poco a los que se han oído hasta ahora de boca de Bush, especialmente del Bush que se conocía antes de que el general David Petraeus -y la doctrina de McCain, por cierto- tomara las riendas en Irak.
Fuente: Diario El País de España
McCain se definió, en lo que respecta al manejo de la política exterior, como "un idealista realista", un hombre que ha aprendido de su experiencia personal y de sus muchos años en Washington que "hay enemigos que no dudarán en usar los métodos más crueles" para dañar a EE UU y a Occidente, pero que también sabe que no se les puede hacer frente sin contar con los muchos amigos de este país.
"En un mundo como el actual", dijo, "EE UU no puede ser el líder únicamente en virtud de su poder. Cuando creamos necesaria una actuación internacional, ya sea militar, económica o diplomática, trataremos de convencer a nuestros amigos de que estamos en lo cierto. Pero, a cambio, nosotros tenemos que estar dispuestos a dejarnos persuadir por ellos".
McCain habló de la necesidad de crear una convergencia internacional, "una Liga de las Democracias" -decía el texto de su discurso, en mayúsculas-, capaz de hacer frente de forma coordinada a las tiranías, las grandes epidemias y los peligros contra el medioambiente.
El senador de Arizona intenta hacer compatible ese mensaje práctico de colaboración y diálogo con una visión idealista de cambiar el mundo. Insistió en que sería un error apresurarse a destruir los sistemas autoritarios que sobreviven en la actualidad, pero que también sería equivocado aceptar el actual status quo y seguir adelante sin más. "No podemos pedir cambios de la noche a la mañana", advirtió, "pero tenemos que contribuir a extender la libertad haciendo uso de toda nuestra fuerza como pueblo libre. Eso no es idealismo, es el verdadero realismo".
En ese contexto, McCain defendió la guerra de Irak. "Hemos asumido una responsabilidad moral en Irak", explicó. "Nuestros críticos dicen que tenemos que recuperar nuestra imagen en el mundo. Pero ¿cómo podríamos conseguir eso si renunciamos, de forma moralmente reprochable, a nuestras responsabilidades en Irak?". Con la vista puesta más en la campaña electoral, el veterano político aseguró que Estados Unidos puede aún ganar esa guerra y rebatió el argumento, principalmente expuesto por Barack Obama, de que la salida de Irak le permitiría a EE UU actuar con mayor eficacia contra Al Qaeda.
Este discurso, así como su reciente viaje por Oriente Medio y Europa y otro que está considerando hacer por América Latina, intentan destacar ante el electorado el potencial del candidato republicano como presidente y comandante en jefe. En un momento en que los dos aspirantes demócratas, Hillary Clinton y Obama, se desgastan en su lucha fratricida, McCain aprovecha para venderse como una apuesta de garantía.
Ambos encontraron ayer tiempo, no obstante, para criticar las palabras de su rival del otro partido. Obama dijo que McCain había confirmado que "está decidido a continuar cuatro años más con las políticas fracasadas de George Bush, incluyendo una guerra sin fin en Irak". En la misma línea, Clinton acusó a McCain de querer mantener a EE UU "implicado en la guerra civil de otro país".
Miembros del equipo de seguridad comprueban los zapatos de John McCain- ASSOCIATED PRESS
Esas críticas no constituyen ninguna sorpresa en una campaña en la que Irak es uno de los puntos más débiles de la candidatura de McCain. Pero lo cierto es que el discurso del aspirante republicano se parece poco a los que se han oído hasta ahora de boca de Bush, especialmente del Bush que se conocía antes de que el general David Petraeus -y la doctrina de McCain, por cierto- tomara las riendas en Irak.
Fuente: Diario El País de España
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