jueves, abril 24, 2008

La hora de la India

NO HACE MUCHO el Taj Majal, Gandhi, y una que otra imagen de hermosas telas, exóticas mujeres y mucha pobreza, eran las únicas referencias que tenía América Latina de la India. Hoy, en cambio, este gigante del sur de Asia se siente por todos lados y ha comenzado a penetrar la región a punta de yoga, comida, software y cultura. Y, sobre todo, de un intercambio comercial que solo en un año -del 2006 al 2007- pasó de US$2.000 millones a más de US$11.000.

La cercanía india es un hecho. Lo demuestra la visita de su presidenta, Pratibha Patil, a Brasil, México y Chile, la semana pasada. Según los expertos, en cinco años las cifras del comercio entre India y América Latina se duplicarán.

"India está encontrando en Latinoamérica no solo un mercado enorme para sus productos sino una fuente de insumos para nutrir el crecimiento de su economía", le dijo a CAMBIO Peter De Shazo, director del programa para América Latina del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, con sede en Washington.

India creció 9,3 por ciento en 2007. En los últimos cinco años, el país aumentó en 180 por ciento sus exportaciones y casi 250 por ciento sus importaciones. Y para seguir a ese ritmo, de acuerdo con DeShazo, América Latina puede ser vital, pues la región se compagina con sus principales objetivos internacionales. Entre ellos, consolidar mercados para sus productos -energía y materias primas, en especial-, competirles a empresas farmacéuticas norteamericanas y poner en marcha proyectos en minería e industrias químicas.

El potencial es de doble vía: América Latina ve a la India como un inyector de recursos importantes para su desarrollo. Ya hay proyectos petrolíferos en Venezuela, Colombia y Ecuador a través de una de sus petroleras -el ONGC Videsh- que representan una inversión de más de US$7.000 millones. México, Brasil y Chile también han cerrado varios negocios en los últimos dos años.

Chile, con productos mineros y frutas como manzana, uva y kiwi se ha convertido en el exportador más importante a India, con US$2.200 millones. Las de Brasil ascienden a US$3.200 millones, mientras que las de México van por el orden de los US$1.600 millones.

Argentina no se queda atrás. En el 2004 India le compró US$450 millones en aceite de soya y hoy tiene proyectos en la industria química. En Bolivia hay inversiones por más de US$2.000 millones en diferentes áreas, además de intenciones de explotar hierro. Esto sin mencionar que seis de las más importantes empresas indias de software como TCS, Wipro, Infosys y Sasken desarrollan operaciones en México. El Tata Consultancy Services (TCS), otra de las empresas, tiene casi 6.000 empleados en América Latina, concentrados sobre todo en México y Brasil.





Y ahora Tata Motors, que acaba de comprar Jaguar y Land Rover, tiene puestos sus ojos en mercados para uno de sus automóviles, que es considerado el más económico del mundo.

Los analistas anotan que India, así como lo ha hecho China, está cosechando sobre la consolidación de gobiernos de izquierda que quieren distanciarse de su dependencia de la economía estadounidense. Por eso no sería raro que un día no muy lejano fueran los turbantes -y no McDonalds o el ratón Mickey-, los que adornaran el diario vivir.

Fuente: Revista Cambio de Colombia

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