Si acaso quedaba alguna duda sobre el tratamiento de las retenciones móviles en el Congreso, anoche la presidenta Cristina Kirchner la eliminó en la reunión que mantuvo con los jefes de la protesta rural: les dijo que se tratarán por sí o por no, y que para imponer un criterio bastará una mayoría simple. O sea: se impondrá quien consiga la mitad más uno de los votos presentes.
Para el Gobierno, se tratará de una votación bisagra, que definirá enemigos y aliados de aquí al futuro. No dará margen para el debate de la bendita resolución 125, según dejó en claro anoche un ministro en una conversación reservada. En todo caso, podrán estudiarse medidas accesorias, pero presentadas en otras normas. Salvo que al oficialismo se le complique la suma de voluntades, las retenciones móviles quedarán fijas, tal como están.
La Presidenta aclaró en la reunión con los ruralistas que cualquier otra inquietud sobre la política agropecuaria debía tratarse en el Congreso, donde el oficialismo podría abrirse al debate. Aclaró que no existía voluntad de modificar las retenciones móviles. "Es por sí o por no, y nosotros tenemos una posición definida. Los otros temas se pueden discutir aparte", ratificó un funcionario de primera línea.
Podrían tratarse en otras leyes unos subsidios para los agroquímicos y algún reintegro a los pequeños productores, entre otras cuestiones. No habrá rigidez en eso, prometió Cristina Kirchner.
Tácitamente en la reunión y expresamente fuera de ella, el Gobierno confirmó que la votación resultará central para la gestión kirchnerista.
De la reacción de diputados, senadores y gobernadores surgirá la alianza política del oficialismo de aquí a las elecciones del año próximo, probablemente. Quien salga del corral oficialista en esta votación ocupará inmediatamente una plaza de adversario. "Es una votación muy importante para nosotros", confió uno de los más influyentes dirigentes kirchneristas en la Casa Rosada.
Por si surgen complicaciones de último momento, el Gobierno opera desde hace una semana directamente sobre la feligresía kirchnerista. Los ministros Alberto Fernández y Florencio Randazzo, más Juan Carlos Mazzón, contienen a la tropa para evitar "librepensadores". Un ejemplo: evitaron que los gobernadores oficialistas y los aliados del radicalismo respondieran a la convocatoria del vicepresidente Julio Cobos, a la que juzgaron un acto "insólito de independencia".
A Cobos le espera Siberia. Ayer escuchó a tres gobernadores y dijo que apoyaría la moción del cordobés Juan Schiaretti, que pretende fijar las retenciones en el 39 o 40 por ciento. Para el Gobierno, representa una propuesta opositora. Y no dará el espacio para una moción semejante.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
Para el Gobierno, se tratará de una votación bisagra, que definirá enemigos y aliados de aquí al futuro. No dará margen para el debate de la bendita resolución 125, según dejó en claro anoche un ministro en una conversación reservada. En todo caso, podrán estudiarse medidas accesorias, pero presentadas en otras normas. Salvo que al oficialismo se le complique la suma de voluntades, las retenciones móviles quedarán fijas, tal como están.
La Presidenta aclaró en la reunión con los ruralistas que cualquier otra inquietud sobre la política agropecuaria debía tratarse en el Congreso, donde el oficialismo podría abrirse al debate. Aclaró que no existía voluntad de modificar las retenciones móviles. "Es por sí o por no, y nosotros tenemos una posición definida. Los otros temas se pueden discutir aparte", ratificó un funcionario de primera línea.
Podrían tratarse en otras leyes unos subsidios para los agroquímicos y algún reintegro a los pequeños productores, entre otras cuestiones. No habrá rigidez en eso, prometió Cristina Kirchner.
Tácitamente en la reunión y expresamente fuera de ella, el Gobierno confirmó que la votación resultará central para la gestión kirchnerista.
De la reacción de diputados, senadores y gobernadores surgirá la alianza política del oficialismo de aquí a las elecciones del año próximo, probablemente. Quien salga del corral oficialista en esta votación ocupará inmediatamente una plaza de adversario. "Es una votación muy importante para nosotros", confió uno de los más influyentes dirigentes kirchneristas en la Casa Rosada.
Por si surgen complicaciones de último momento, el Gobierno opera desde hace una semana directamente sobre la feligresía kirchnerista. Los ministros Alberto Fernández y Florencio Randazzo, más Juan Carlos Mazzón, contienen a la tropa para evitar "librepensadores". Un ejemplo: evitaron que los gobernadores oficialistas y los aliados del radicalismo respondieran a la convocatoria del vicepresidente Julio Cobos, a la que juzgaron un acto "insólito de independencia".
A Cobos le espera Siberia. Ayer escuchó a tres gobernadores y dijo que apoyaría la moción del cordobés Juan Schiaretti, que pretende fijar las retenciones en el 39 o 40 por ciento. Para el Gobierno, representa una propuesta opositora. Y no dará el espacio para una moción semejante.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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