Los referéndums revocatorios que se realizaron el 10 del actual en Bolivia arrojaron un resultado en el que todos ganaron algo: el presidente Evo Morales fue ratificado en el cargo con fuerte respaldo, al igual que los cuatro prefectos autonomistas opositores. Se cumplieron los pronósticos en donde no se observa tanto una división entre "pobres y ricos", sino más un quiebre entre dos regiones: el occidente del altiplano y el llano oriental. Este escenario mantiene una situación de cierta paridad que define lo que el vicepresidente García Linera llama el "empate catastrófico": dos bloques políticos donde ninguno logra la hegemonía que dificultan el desarrollo de un proyecto particular.
El referéndum fue el sexto acto electoral del año, ya que previamente los departamentos del Oriente refrendaron sus estatutos autonómicos y Chuquisaca eligió prefecto. En estos cinco eventos perdió la posición de Morales.
En función de este cuadro pueden suceder los siguientes escenarios: 1) El gobierno llama a referéndum, esta vez para aprobar o no su proyecto de Constitución Nacional, por lo que debería votarse una ley en el Congreso en acuerdo con el principal partido opositor -Podemos- que controla el Senado.
2) El gobierno llama a ese referéndum, pero por decreto, si cree que no va a lograr el apoyo de Podemos (o bloqueando la entrada al Senado de los legisladores opositores, como ocurrió antes).
3) Triunfa un esquema de concertación nacional que desactive el conflicto y se logra un acuerdo en el que conviven el nuevo texto constitucional con los estatutos autonómicos del oriente.
El tercer escenario es el menos probable, ya que ambos bloques se consideran ratificados en sus posturas. Por lo tanto, lo esperable es que cada uno maximice sus posiciones, radicalizando el proceso y volviendo más inestable el país.
¿Esto puede significar que Bolivia efectivamente se divida? Es muy poco probable, porque ni la enorme mayoría de la opinión pública ni de la dirigencia política y social de la llamada Media Luna (los departamentos autonomistas) efectivamente lo desea.
Artículo de Carlos Fara Para LA NACION de Buenos Aires
El referéndum fue el sexto acto electoral del año, ya que previamente los departamentos del Oriente refrendaron sus estatutos autonómicos y Chuquisaca eligió prefecto. En estos cinco eventos perdió la posición de Morales.
En función de este cuadro pueden suceder los siguientes escenarios: 1) El gobierno llama a referéndum, esta vez para aprobar o no su proyecto de Constitución Nacional, por lo que debería votarse una ley en el Congreso en acuerdo con el principal partido opositor -Podemos- que controla el Senado.
2) El gobierno llama a ese referéndum, pero por decreto, si cree que no va a lograr el apoyo de Podemos (o bloqueando la entrada al Senado de los legisladores opositores, como ocurrió antes).
3) Triunfa un esquema de concertación nacional que desactive el conflicto y se logra un acuerdo en el que conviven el nuevo texto constitucional con los estatutos autonómicos del oriente.
El tercer escenario es el menos probable, ya que ambos bloques se consideran ratificados en sus posturas. Por lo tanto, lo esperable es que cada uno maximice sus posiciones, radicalizando el proceso y volviendo más inestable el país.
¿Esto puede significar que Bolivia efectivamente se divida? Es muy poco probable, porque ni la enorme mayoría de la opinión pública ni de la dirigencia política y social de la llamada Media Luna (los departamentos autonomistas) efectivamente lo desea.
Artículo de Carlos Fara Para LA NACION de Buenos Aires
No hay comentarios.:
Publicar un comentario