. Glanz y T.C. Miller The New York Times Traducción de Jaime Arrambide para el diario La Nación de Buenos Aires
Un informe secreto de 513 páginas sobre la reconstrucción de Irak revela cómo los esfuerzos de Estados Unidos fueron frustrados incluso antes de la invasión por los planificadores del Pentágono, reacios a la idea de reconstruir un país extranjero, y culminaron en un fracaso de 100.000 millones de dólares debido a las guerras burocráticas internas, a la espiral de violencia y al desconocimiento más básico de los elementos de la sociedad iraquí y su infraestructura.
Un borrador de este informe, el primer relato oficial de este tenor, está circulando entre un estrecho círculo de revisores técnicos, expertos en política y funcionarios de alto rango, tanto en esta ciudad como en Washington.
Concluye que cuando la reconstrucción empezó a estancarse, particularmente en la crítica área de reforma de la policía y el ejército iraquíes, el Pentágono simplemente hizo públicos índices de progreso inflados para disfrazar el fracaso.
En un párrafo, por ejemplo, se cita al ex secretario de Estado Colin Powell diciendo que en los meses que siguieron a la invasión de 2003 el Departamento de Defensa "siguió inventando números de las fuerzas de seguridad iraquíes".
"¡La cifra aumentaba en 20.000 cada semana! En un momento teníamos 80.000, enseguida pasábamos a 100.000 y después a 120.000", añade.La afirmación de Powell de que el Pentágono infló el número de fuerzas de seguridad iraquíes competentes es respaldada por el teniente general Ricardo Sánchez, ex comandante de las tropas terrestres en Irak, y por Paul Bremer, el principal administrador civil hasta que un gobierno iraquí asumió, en junio de 2004.
Una de las principales conclusiones del informe es que cinco años después de embarcarse en el mayor proyecto de reconstrucción desde el Plan Marshall en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos no tenía previstas ni las políticas ni la capacidad técnica ni la estructura organizativa necesarias para emprender un programa a ese nivel.
El mensaje más amargo de todo el programa de reconstrucción posiblemente sea la manera en que termina la historia. La cifras crudas de servicios básicos y de producción industrial compiladas revelan que, a pesar de todo el dinero que se gastó y de las promesas que se hicieron, el esfuerzo de reconstrucción apenas logró restituir lo que fue destruido durante la invasión y el saqueo subsiguiente.
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Un informe secreto de 513 páginas sobre la reconstrucción de Irak revela cómo los esfuerzos de Estados Unidos fueron frustrados incluso antes de la invasión por los planificadores del Pentágono, reacios a la idea de reconstruir un país extranjero, y culminaron en un fracaso de 100.000 millones de dólares debido a las guerras burocráticas internas, a la espiral de violencia y al desconocimiento más básico de los elementos de la sociedad iraquí y su infraestructura.
Un borrador de este informe, el primer relato oficial de este tenor, está circulando entre un estrecho círculo de revisores técnicos, expertos en política y funcionarios de alto rango, tanto en esta ciudad como en Washington.
Concluye que cuando la reconstrucción empezó a estancarse, particularmente en la crítica área de reforma de la policía y el ejército iraquíes, el Pentágono simplemente hizo públicos índices de progreso inflados para disfrazar el fracaso.
En un párrafo, por ejemplo, se cita al ex secretario de Estado Colin Powell diciendo que en los meses que siguieron a la invasión de 2003 el Departamento de Defensa "siguió inventando números de las fuerzas de seguridad iraquíes".
"¡La cifra aumentaba en 20.000 cada semana! En un momento teníamos 80.000, enseguida pasábamos a 100.000 y después a 120.000", añade.La afirmación de Powell de que el Pentágono infló el número de fuerzas de seguridad iraquíes competentes es respaldada por el teniente general Ricardo Sánchez, ex comandante de las tropas terrestres en Irak, y por Paul Bremer, el principal administrador civil hasta que un gobierno iraquí asumió, en junio de 2004.
Una de las principales conclusiones del informe es que cinco años después de embarcarse en el mayor proyecto de reconstrucción desde el Plan Marshall en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos no tenía previstas ni las políticas ni la capacidad técnica ni la estructura organizativa necesarias para emprender un programa a ese nivel.
El mensaje más amargo de todo el programa de reconstrucción posiblemente sea la manera en que termina la historia. La cifras crudas de servicios básicos y de producción industrial compiladas revelan que, a pesar de todo el dinero que se gastó y de las promesas que se hicieron, el esfuerzo de reconstrucción apenas logró restituir lo que fue destruido durante la invasión y el saqueo subsiguiente.
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