viernes, enero 23, 2009

Beit Lahiya, uno de los lugares más castigados por la ofensiva israelí

Todos los días, durante las tres semanas de ofensiva israelí en Gaza, Beit Lahiya fue bombardeada. Esta localidad al norte de la capital ha sido destruida meticulosamente. Desde las barriadas y los campos cercanos a la línea fronteriza, tras la cual siguen atrincheradas las tropas, hasta las villas construidas en miradores sobre la costa, cuesta encontrar un edificio intacto entre montañas de tierra removida por las bombas y por las cadenas de los carros de combate a su paso hacia el mar. El primer día de la invasión terrestre los soldados se apostaron en tejados y ventanas, demolieron casas y tomaron prisioneros, que fueron llevados a Israel, interrogados y devueltos a la franja.

"Los aviones tiraron panfletos diciendo que dejáramos nuestras casas porque iban a bombardear, y así lo hicieron al cabo de cuatro horas - explica Ala Abu Halima-.Pero algunos nos quedamos en casa porque a los que salían les disparaban. Había muchos milicianos en esta zona, y a todo el que les ayudaba le disparaban. Mucha gente se refugió en mi casa y al tercer día, a las diez de la mañana, decidimos salir: primero un grupo de mujeres, pensando que a ellas no les dispararían, luego los hombres rodeando a los niños y detrás, otro grupo de mujeres. No hicieron distinciones: hirieron a una mujer en el abdomen y a un hombre en la pierna".




En un callejón de Beit Lahiya el minarete de una mezquita reposa sobre sus escombros. A un lado, los restos del taller donde Ala Abu Halima fabricaba ventanas y su casa, con impactos de gran calibre. Al otro lado, la casa y la tienda de Shaher Judar, en parecidas condiciones. Los vecinos acuden junto al tocón de una palmera tronchada que antes daba sombra a la entrada del templo. "Ahora le hacen la guerra incluso a Dios".

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