El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, se comprometió este miércoles a involucrarse desde el principio de su mandato en la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos en sendas conversaciones con cuatro líderes de Oriente Medio. El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, se comprometió este miércoles a involucrarse desde el principio de su mandato en la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos en sendas conversaciones con cuatro líderes de Oriente Medio.
La Casa Blanca informó de que Obama conversó por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen); el rey Abdalá II de Jordania, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
Pocas horas después, se hacía pública la designación del ex senador George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial a Oriente Próximo, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia France Presse. En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las conversaciones telefónicas se produjeron a iniciativa del presidente estadounidense. En su diálogo, Obama "empleó esta oportunidad, en su primer día de trabajo, para comunicar su compromiso a una implicación activa en la busca de la paz árabe-israelí desde el comienzo de su mandato", explicó Gibbs. Además, pidió a sus cuatro interlocutores su "continua cooperación y liderazgo" para alcanzar este objetivo.
Estos primeros pasos se producen en medio de un ambiente de escepticismo y esperanza en los países árabes y musulmanes, que ya han expresado su deseo de que la nueva Administración no repita los errores de George W. Bush. De este modo, Obama rompe el silencio que mantuvo durante la ofensiva israelí, por lo que fue criticado.
La conversación tuvo lugar un día después de que Israel completara su retirada de Gaza tras una ofensiva en esa franja, la operación 'Plomo Sólido', contra el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja, y en la que murieron cerca de un millar de palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, muchos de ellos civiles. La operación, iniciada el pasado 27 de diciembre, ha provocado numerosas peticiones para que se investigue los posibles crímenes de guerra por parte de Israel.
Obama, destacó Gibbs, hizo hincapié en "su determinación a ayudar a que se consolide el alto el fuego mediante el establecimiento de un régimen contra el contrabando que impida que Hamas se rearme". Igualmente, apoya un ingente proyecto de reconstrucción para los palestinos en Gaza en colaboración con la ANP.
Estados Unidos "cumplirá su parte para lograr el éxito de estos esfuerzos, y colaborará de manera estrecha con la comunidad internacional y estos socios en la medida en que ellos también cumplan sus responsabilidades", prometió Obama, según su portavoz.
Las conversaciones, según Gibbs, se desarrollaron de manera cálida y bajo un espíritu colaborador. Se trata de las primeras conversaciones que mantiene el presidente estadounidense con mandatarios extranjeros tras asumir el poder el martes en una ceremonia en el Capitolio.
Un fracaso heredado
Su predecesor, George W. Bush, se había comprometido a buscar una solución al conflicto israelo-palestino antes del final de su mandato, aunque el objetivo no pasó de ser una promesa incumplida. Tanto Israel como la ANP han expresado su confianza en que Obama respalde el proceso de negociación que ambas partes iniciaron en diciembre de 2007 en la cumbre de Annapolis (EEUU), con el objetivo de establecer las bases para la creación de un estado palestino.
Ese proceso se vio truncado por el incumplimiento de las condiciones pactadas y por los escándalos de corrupción que obligaron en septiembre a Olmert a anunciar su dimisión, lo que desencadenó la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo 10 de febrero, unos comicios de cuyo resultado depende que prosiga la negociación iniciada en Annapolis. La Casa Blanca informó de que Obama conversó por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen); el rey Abdalá II de Jordania, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak. El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, se comprometió este miércoles a involucrarse desde el principio de su mandato en la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos en sendas conversaciones con cuatro líderes de Oriente Medio. La Casa Blanca informó de que Obama conversó por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen); el rey Abdalá II de Jordania, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Pocas horas después, se hacía pública la designación del ex senador George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial a Oriente Próximo, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia France Presse. En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las conversaciones telefónicas se produjeron a iniciativa del presidente estadounidense.
En su diálogo, Obama "empleó esta oportunidad, en su primer día de trabajo, para comunicar su compromiso a una implicación activa en la busca de la paz árabe-israelí desde el comienzo de su mandato", explicó Gibbs. Además, pidió a sus cuatro interlocutores su "continua cooperación y liderazgo" para alcanzar este objetivo.
Estos primeros pasos se producen en medio de un ambiente de escepticismo y esperanza en los países árabes y musulmanes, que ya han expresado su deseo de que la nueva Administración no repita los errores de George W. Bush. De este modo, Obama rompe el silencio que mantuvo durante la ofensiva israelí, por lo que fue criticado.
La conversación tuvo lugar un día después de que Israel completara su retirada de Gaza tras una ofensiva en esa franja, la operación 'Plomo Sólido', contra el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja, y en la que murieron cerca de un millar de palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, muchos de ellos civiles. La operación, iniciada el pasado 27 de diciembre, ha provocado numerosas peticiones para que se investigue los posibles crímenes de guerra por parte de Israel.
Obama, destacó Gibbs, hizo hincapié en "su determinación a ayudar a que se consolide el alto el fuego mediante el establecimiento de un régimen contra el contrabando que impida que Hamas se rearme". Igualmente, apoya un ingente proyecto de reconstrucción para los palestinos en Gaza en colaboración con la ANP.
Estados Unidos "cumplirá su parte para lograr el éxito de estos esfuerzos, y colaborará de manera estrecha con la comunidad internacional y estos socios en la medida en que ellos también cumplan sus responsabilidades", prometió Obama, según su portavoz. Las conversaciones, según Gibbs, se desarrollaron de manera cálida y bajo un espíritu colaborador.
Se trata de las primeras conversaciones que mantiene el presidente estadounidense con mandatarios extranjeros tras asumir el poder el martes en una ceremonia en el Capitolio.
Un fracaso heredado. Su predecesor, George W. Bush, se había comprometido a buscar una solución al conflicto israelo-palestino antes del final de su mandato, aunque el objetivo no pasó de ser una promesa incumplida.
Tanto Israel como la ANP han expresado su confianza en que Obama respalde el proceso de negociación que ambas partes iniciaron en diciembre de 2007 en la cumbre de Annapolis (EEUU), con el objetivo de establecer las bases para la creación de un estado palestino.
Ese proceso se vio truncado por el incumplimiento de las condiciones pactadas y por los escándalos de corrupción que obligaron en septiembre a Olmert a anunciar su dimisión, lo que desencadenó la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo 10 de febrero, unos comicios de cuyo resultado depende que prosiga la negociación iniciada en Annapolis.
Pocas horas después, se hacía pública la designación del ex senador George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial a Oriente Próximo, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia France Presse.
En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las conversaciones telefónicas se produjeron a iniciativa del presidente estadounidense. En su diálogo, Obama "empleó esta oportunidad, en su primer día de trabajo, para comunicar su compromiso a una implicación activa en la busca de la paz árabe-israelí desde el comienzo de su mandato", explicó Gibbs. Además, pidió a sus cuatro interlocutores su "continua cooperación y liderazgo" para alcanzar este objetivo. Estos primeros pasos se producen en medio de un ambiente de escepticismo y esperanza en los países árabes y musulmanes, que ya han expresado su deseo de que la nueva Administración no repita los errores de George W. Bush. De este modo, Obama rompe el silencio que mantuvo durante la ofensiva israelí, por lo que fue criticado.
La conversación tuvo lugar un día después de que Israel completara su retirada de Gaza tras una ofensiva en esa franja, la operación 'Plomo Sólido', contra el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja, y en la que murieron cerca de un millar de palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, muchos de ellos civiles. La operación, iniciada el pasado 27 de diciembre, ha provocado numerosas peticiones para que se investigue los posibles crímenes de guerra por parte de Israel.
Obama, destacó Gibbs, hizo hincapié en "su determinación a ayudar a que se consolide el alto el fuego mediante el establecimiento de un régimen contra el contrabando que impida que Hamas se rearme". Igualmente, apoya un ingente proyecto de reconstrucción para los palestinos en Gaza en colaboración con la ANP. Estados Unidos "cumplirá su parte para lograr el éxito de estos esfuerzos, y colaborará de manera estrecha con la comunidad internacional y estos socios en la medida en que ellos también cumplan sus responsabilidades", prometió Obama, según su portavoz. Las conversaciones, según Gibbs, se desarrollaron de manera cálida y bajo un espíritu colaborador. Se trata de las primeras conversaciones que mantiene el presidente estadounidense con mandatarios extranjeros tras asumir el poder el martes en una ceremonia en el Capitolio.
Un fracaso heredado
Su predecesor, George W. Bush, se había comprometido a buscar una solución al conflicto israelo-palestino antes del final de su mandato, aunque el objetivo no pasó de ser una promesa incumplida. Tanto Israel como la ANP han expresado su confianza en que Obama respalde el proceso de negociación que ambas partes iniciaron en diciembre de 2007 en la cumbre de Annapolis (EEUU), con el objetivo de establecer las bases para la creación de un estado palestino.
Ese proceso se vio truncado por el incumplimiento de las condiciones pactadas y por los escándalos de corrupción que obligaron en septiembre a Olmert a anunciar su dimisión, lo que desencadenó la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo 10 de febrero, unos comicios de cuyo resultado depende que prosiga la negociación iniciada en Annapolis.
Fuente: Diario El Mundo de España
La Casa Blanca informó de que Obama conversó por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen); el rey Abdalá II de Jordania, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
Pocas horas después, se hacía pública la designación del ex senador George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial a Oriente Próximo, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia France Presse. En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las conversaciones telefónicas se produjeron a iniciativa del presidente estadounidense. En su diálogo, Obama "empleó esta oportunidad, en su primer día de trabajo, para comunicar su compromiso a una implicación activa en la busca de la paz árabe-israelí desde el comienzo de su mandato", explicó Gibbs. Además, pidió a sus cuatro interlocutores su "continua cooperación y liderazgo" para alcanzar este objetivo.
Estos primeros pasos se producen en medio de un ambiente de escepticismo y esperanza en los países árabes y musulmanes, que ya han expresado su deseo de que la nueva Administración no repita los errores de George W. Bush. De este modo, Obama rompe el silencio que mantuvo durante la ofensiva israelí, por lo que fue criticado.
La conversación tuvo lugar un día después de que Israel completara su retirada de Gaza tras una ofensiva en esa franja, la operación 'Plomo Sólido', contra el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja, y en la que murieron cerca de un millar de palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, muchos de ellos civiles. La operación, iniciada el pasado 27 de diciembre, ha provocado numerosas peticiones para que se investigue los posibles crímenes de guerra por parte de Israel.
Obama, destacó Gibbs, hizo hincapié en "su determinación a ayudar a que se consolide el alto el fuego mediante el establecimiento de un régimen contra el contrabando que impida que Hamas se rearme". Igualmente, apoya un ingente proyecto de reconstrucción para los palestinos en Gaza en colaboración con la ANP.
Estados Unidos "cumplirá su parte para lograr el éxito de estos esfuerzos, y colaborará de manera estrecha con la comunidad internacional y estos socios en la medida en que ellos también cumplan sus responsabilidades", prometió Obama, según su portavoz.
Las conversaciones, según Gibbs, se desarrollaron de manera cálida y bajo un espíritu colaborador. Se trata de las primeras conversaciones que mantiene el presidente estadounidense con mandatarios extranjeros tras asumir el poder el martes en una ceremonia en el Capitolio.
Un fracaso heredado
Su predecesor, George W. Bush, se había comprometido a buscar una solución al conflicto israelo-palestino antes del final de su mandato, aunque el objetivo no pasó de ser una promesa incumplida. Tanto Israel como la ANP han expresado su confianza en que Obama respalde el proceso de negociación que ambas partes iniciaron en diciembre de 2007 en la cumbre de Annapolis (EEUU), con el objetivo de establecer las bases para la creación de un estado palestino.
Ese proceso se vio truncado por el incumplimiento de las condiciones pactadas y por los escándalos de corrupción que obligaron en septiembre a Olmert a anunciar su dimisión, lo que desencadenó la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo 10 de febrero, unos comicios de cuyo resultado depende que prosiga la negociación iniciada en Annapolis. La Casa Blanca informó de que Obama conversó por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen); el rey Abdalá II de Jordania, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak. El nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, se comprometió este miércoles a involucrarse desde el principio de su mandato en la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos en sendas conversaciones con cuatro líderes de Oriente Medio. La Casa Blanca informó de que Obama conversó por teléfono con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert; el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen); el rey Abdalá II de Jordania, y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Pocas horas después, se hacía pública la designación del ex senador George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial a Oriente Próximo, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia France Presse. En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las conversaciones telefónicas se produjeron a iniciativa del presidente estadounidense.
En su diálogo, Obama "empleó esta oportunidad, en su primer día de trabajo, para comunicar su compromiso a una implicación activa en la busca de la paz árabe-israelí desde el comienzo de su mandato", explicó Gibbs. Además, pidió a sus cuatro interlocutores su "continua cooperación y liderazgo" para alcanzar este objetivo.
Estos primeros pasos se producen en medio de un ambiente de escepticismo y esperanza en los países árabes y musulmanes, que ya han expresado su deseo de que la nueva Administración no repita los errores de George W. Bush. De este modo, Obama rompe el silencio que mantuvo durante la ofensiva israelí, por lo que fue criticado.
La conversación tuvo lugar un día después de que Israel completara su retirada de Gaza tras una ofensiva en esa franja, la operación 'Plomo Sólido', contra el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja, y en la que murieron cerca de un millar de palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, muchos de ellos civiles. La operación, iniciada el pasado 27 de diciembre, ha provocado numerosas peticiones para que se investigue los posibles crímenes de guerra por parte de Israel.
Obama, destacó Gibbs, hizo hincapié en "su determinación a ayudar a que se consolide el alto el fuego mediante el establecimiento de un régimen contra el contrabando que impida que Hamas se rearme". Igualmente, apoya un ingente proyecto de reconstrucción para los palestinos en Gaza en colaboración con la ANP.
Estados Unidos "cumplirá su parte para lograr el éxito de estos esfuerzos, y colaborará de manera estrecha con la comunidad internacional y estos socios en la medida en que ellos también cumplan sus responsabilidades", prometió Obama, según su portavoz. Las conversaciones, según Gibbs, se desarrollaron de manera cálida y bajo un espíritu colaborador.
Se trata de las primeras conversaciones que mantiene el presidente estadounidense con mandatarios extranjeros tras asumir el poder el martes en una ceremonia en el Capitolio.
Un fracaso heredado. Su predecesor, George W. Bush, se había comprometido a buscar una solución al conflicto israelo-palestino antes del final de su mandato, aunque el objetivo no pasó de ser una promesa incumplida.
Tanto Israel como la ANP han expresado su confianza en que Obama respalde el proceso de negociación que ambas partes iniciaron en diciembre de 2007 en la cumbre de Annapolis (EEUU), con el objetivo de establecer las bases para la creación de un estado palestino.
Ese proceso se vio truncado por el incumplimiento de las condiciones pactadas y por los escándalos de corrupción que obligaron en septiembre a Olmert a anunciar su dimisión, lo que desencadenó la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo 10 de febrero, unos comicios de cuyo resultado depende que prosiga la negociación iniciada en Annapolis.
Pocas horas después, se hacía pública la designación del ex senador George Mitchell, uno de los artífices de la paz en Irlanda del Norte, como enviado especial a Oriente Próximo, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la agencia France Presse.
En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las conversaciones telefónicas se produjeron a iniciativa del presidente estadounidense. En su diálogo, Obama "empleó esta oportunidad, en su primer día de trabajo, para comunicar su compromiso a una implicación activa en la busca de la paz árabe-israelí desde el comienzo de su mandato", explicó Gibbs. Además, pidió a sus cuatro interlocutores su "continua cooperación y liderazgo" para alcanzar este objetivo. Estos primeros pasos se producen en medio de un ambiente de escepticismo y esperanza en los países árabes y musulmanes, que ya han expresado su deseo de que la nueva Administración no repita los errores de George W. Bush. De este modo, Obama rompe el silencio que mantuvo durante la ofensiva israelí, por lo que fue criticado.
La conversación tuvo lugar un día después de que Israel completara su retirada de Gaza tras una ofensiva en esa franja, la operación 'Plomo Sólido', contra el grupo islamista Hamas, que gobierna la Franja, y en la que murieron cerca de un millar de palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, muchos de ellos civiles. La operación, iniciada el pasado 27 de diciembre, ha provocado numerosas peticiones para que se investigue los posibles crímenes de guerra por parte de Israel.
Obama, destacó Gibbs, hizo hincapié en "su determinación a ayudar a que se consolide el alto el fuego mediante el establecimiento de un régimen contra el contrabando que impida que Hamas se rearme". Igualmente, apoya un ingente proyecto de reconstrucción para los palestinos en Gaza en colaboración con la ANP. Estados Unidos "cumplirá su parte para lograr el éxito de estos esfuerzos, y colaborará de manera estrecha con la comunidad internacional y estos socios en la medida en que ellos también cumplan sus responsabilidades", prometió Obama, según su portavoz. Las conversaciones, según Gibbs, se desarrollaron de manera cálida y bajo un espíritu colaborador. Se trata de las primeras conversaciones que mantiene el presidente estadounidense con mandatarios extranjeros tras asumir el poder el martes en una ceremonia en el Capitolio.
Un fracaso heredado
Su predecesor, George W. Bush, se había comprometido a buscar una solución al conflicto israelo-palestino antes del final de su mandato, aunque el objetivo no pasó de ser una promesa incumplida. Tanto Israel como la ANP han expresado su confianza en que Obama respalde el proceso de negociación que ambas partes iniciaron en diciembre de 2007 en la cumbre de Annapolis (EEUU), con el objetivo de establecer las bases para la creación de un estado palestino.
Ese proceso se vio truncado por el incumplimiento de las condiciones pactadas y por los escándalos de corrupción que obligaron en septiembre a Olmert a anunciar su dimisión, lo que desencadenó la convocatoria de elecciones anticipadas en Israel el próximo 10 de febrero, unos comicios de cuyo resultado depende que prosiga la negociación iniciada en Annapolis.
Fuente: Diario El Mundo de España
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