Poco después de conocerse que la cifra oficial de muertos por el terremoto en Italia asciende a 250 y hay más de 17.000 personas sin hogar, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha aconsejado que los supervivientes se tomen la tragedia "como un fin de semana de acampada". En declaraciones a la televisión alemana N-TV, el primer ministro italiano ha asegurado que las víctimas cuenta con todo, pese a las crecientes críticas por los fallos de seguridad en la zona afectada.
"No les falta de nada. Tienen cuidados médicos, comida caliente... Por supuesto, su lugar de abrigo actual es provisional, pero hay que tomarlo como un fin de semana en una acampada", ha dicho Berlusconi mientras la fotografía del lugar del siniestro muestra centenares de personas durmiendo en tiendas de campañas, centros de acogida rebosantes de gente, edificios en ruinas, hospitales sin capacidad de respuesta y búsquedas desesperadas entre escombros.
Las palabras de Il Cavaliere han llegado cuando el último balance oficial de muertos ha alcanzado la simbólica y trágica cifra de 250 personas. Ese es el número que ha ofrecido Protección civil después de sacar esta noche de las ruinas 15 cuerpos más sin vida en la localidad de L'Aquila, epicentro del seísmo. Unas 1.500 personas permanecen heridas, 100 ellas en estado grave.
Berlusconi prometió ayer la reconstrucción de la región. Tras visitar L'Aquila, concentró su intervención en el compromiso de su Gobierno con los afectados, anunciando la constitución de "fondos para garantizar a las víctimas hipotecas de bajo tipo de interés" y la determinación del Ejecutivo de "proporcionar todos los recursos necesarios" a un pueblo azotado por la crisis financiera además de por la naturaleza, también con la ayuda de particulares que "ya se han movilizado".
El primer ministro renunció a visitar personalmente las áreas más golpeadas de la ciudad, como se había sugerido anteriormente. Por una vez, las exigencias de la sustancia -sobre todo el temor a dificultar las tareas de rescate- primaron sobre las de la apariencia, a las que Berlusconi otorga notable importancia. La foto entre escombros y afectados en L'Aquila no pudo ser.
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