En medio de multitudinarias muestras de dolor, los argentinos multiplicaban sus homenajes para despedir al ex presidente Raúl Alfonsín, el primer presidente de la última etapa democrática de la Argentina, quien murió anoche a los 82 años en su departamento de Barrio Norte. Sus restos fueron trasladados al Salón Azul del Congreso. A partir de las 10, el público podrá darle el último adiós. El ingreso será por la explanada de la esquina de las avenidas Rivadavia y Entre Ríos. Mientras tanto, ante un escenario de profundo dolor, personal del Senado ultimaba detalles en los preparativos para el velatorio del líder radical.
Por el fallecimiento del ex mandatario se decretaron tres días de duelo nacional. Alfonsín murió mientras dormía, acompañado por sus familiares más cercanos: sus hermanos, sus hijos y algunos de sus nietos.
El funeral está previsto para el mediodía de mañana, después de un cortejo fúnebre que llevará sus restos desde el Congreso hasta el cementerio de la Recoleta. Los restos de Alfonsín descansarán en la bóveda de los Caídos en la Revolución de 1890, hasta que esté listo un mausoleo que se prepara para albergarlos.
Homenaje. Ayer, espontáneamente después de conocerse su deceso, un millar de personas se congregaron para despedirlo en las puertas del edificio donde había fallecido. "Me acerqué porque necesitaba estar acá. Alfonsín fue mi despertar a la política, a pesar de que militaba contra la FUBA en la universidad. Es un símbolo de la democracia", reflexionaba José Luis Petri, de 48 años.
Con velas, y en medio de lágrimas y un doloroso silencio, los asistentes rindieron homenaje al ex presidente de la Argentina, quien sufría de cáncer de pulmón con metástasis ósea, un cuadro que desde el fin de semana se había complicado por una neumonía broncoaspirativa.
Un trío de muchachos coreaban el apellido del líder radical. Patricio Isabella, de 28 años; Emilio Alonso, con sus rastas y 22 años, y Pamela Pequeño, de 32, de la juventud radical, admiraban a Alfonsín: "Vivimos en democracia gracias a él. Su memoria nos da más fuerzas para levantar las ideas del radicalismo. Significaba la paz, la igualdad, la educación y, por sobre todo, la honestidad".
José Ignacio López, vocero de Alfonsín en la Casa Rosada, recordó los últimos momentos del ex presidente: "Estaba lúcido, sereno y en paz, pero angustiado por la situación del país. Era un hombre de paz. Murió haciendo un esfuerzo para recuperar el sentido de construcción de la política, de diálogo, y no de confrontación. Este fue su testamento".
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
Por el fallecimiento del ex mandatario se decretaron tres días de duelo nacional. Alfonsín murió mientras dormía, acompañado por sus familiares más cercanos: sus hermanos, sus hijos y algunos de sus nietos.
El funeral está previsto para el mediodía de mañana, después de un cortejo fúnebre que llevará sus restos desde el Congreso hasta el cementerio de la Recoleta. Los restos de Alfonsín descansarán en la bóveda de los Caídos en la Revolución de 1890, hasta que esté listo un mausoleo que se prepara para albergarlos.
Homenaje. Ayer, espontáneamente después de conocerse su deceso, un millar de personas se congregaron para despedirlo en las puertas del edificio donde había fallecido. "Me acerqué porque necesitaba estar acá. Alfonsín fue mi despertar a la política, a pesar de que militaba contra la FUBA en la universidad. Es un símbolo de la democracia", reflexionaba José Luis Petri, de 48 años.
Con velas, y en medio de lágrimas y un doloroso silencio, los asistentes rindieron homenaje al ex presidente de la Argentina, quien sufría de cáncer de pulmón con metástasis ósea, un cuadro que desde el fin de semana se había complicado por una neumonía broncoaspirativa.
Un trío de muchachos coreaban el apellido del líder radical. Patricio Isabella, de 28 años; Emilio Alonso, con sus rastas y 22 años, y Pamela Pequeño, de 32, de la juventud radical, admiraban a Alfonsín: "Vivimos en democracia gracias a él. Su memoria nos da más fuerzas para levantar las ideas del radicalismo. Significaba la paz, la igualdad, la educación y, por sobre todo, la honestidad".
José Ignacio López, vocero de Alfonsín en la Casa Rosada, recordó los últimos momentos del ex presidente: "Estaba lúcido, sereno y en paz, pero angustiado por la situación del país. Era un hombre de paz. Murió haciendo un esfuerzo para recuperar el sentido de construcción de la política, de diálogo, y no de confrontación. Este fue su testamento".
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires
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