Como una piedra angular del legado que pretende construir, Barack Obama expuso ayer desde el histórico marco de Praga su visión de un mundo libre de armas nucleares y anunció una serie de medidas específicas para alcanzar esa meta. Esta iniciativa, ambiciosa y visionaria como la propia trayectoria personal de su autor, sonó más oportuna y urgente en medio de la preocupación internacional por el lanzamiento de un misil en Corea del Norte.
Como una piedra angular del legado que pretende construir, Barack Obama expuso ayer desde el histórico marco de Praga su visión de un mundo libre de armas nucleares y anunció una serie de medidas específicas para alcanzar esa meta. Esta iniciativa, ambiciosa y visionaria como la propia trayectoria personal de su autor, sonó más oportuna y urgente en medio de la preocupación internacional por el lanzamiento de un misil en Corea del Norte.
"Declaro claramente y con convicción el compromiso de EE UU de buscar la paz y la seguridad en un mundo sin armas nucleares", dijo el presidente estadounidense ante más de 20.000 personas reunidas frente al Castillo de Praga, donde aún suenan los ecos de las múltiples hazañas de esta nación en la búsqueda de su libertad.
Obama comparó aquella ansia de libertad del siglo XX con el clamor "de todos los pueblos por vivir sin miedo en el siglo XXI". "Como potencia nuclear, como el único poder nuclear que ha hecho uso del arma atómica, Estados Unidos tiene la responsabilidad mundial de actuar", afirmó Obama en un infrecuente gesto de autocrítica con la historia de su país. "No podemos lograrlo solos, pero podemos ponernos al frente", manifestó.
El presidente admitió que el objetivo final de un mundo desnuclearizado puede aún tardar en llegar, quizá toda su vida. "Requerirá paciencia y persistencia", advirtió. Pero aseguró que se trata de una meta alcanzable sobre la que hay que ponerse a trabajar ya, rechazando el fatalismo que ha dominado el pensamiento mundial sobre este asunto.
"Si creemos que la proliferación de armas nucleares es inevitable, nos estamos entonces admitiendo a nosotros mismos que el uso de armas nucleares es inevitable", aseguró Obama, rematándolo con el "yes, we can", coreado por el público, que fue el eslogan de su campaña electoral.
Hacerlo verdaderamente posible depende, por supuesto, de la voluntad de algunas potencias nucleares bastante reticentes, como Rusia, India y Pakistán, y de otras que pretenden serlo o lo son en secreto, como Israel e Irán. Otros dirigentes han formulado antes el sueño del fin de las armas atómicas para estrellarse con la realidad de un tiempo lleno de tensiones y luchas por el poder. El propio Obama advirtió ayer que, mientras ese armamento exista, Estados Unidos "mantendrá un arsenal seguro y efectivo para disuadir a los adversarios y garantizar la defensa de los aliados".
Pero esta vez, el presidente estadounidense acompañó su visión de una serie de propuestas que abarcan desde la reducción de los arsenales actuales hasta el combate contra la proliferación y nuevos controles para evitar el acceso al armamento atómico por parte de grupos terroristas.
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