El Papa comienza hoy una "peregrinación de paz" para mejorar las relaciones con musulmanes y judíos, y también demostrar su apoyo a los cristianos en la región. El Papa Benedicto XVI inicia hoy en Amman, Jordania, la primera etapa de su viaje de ocho días a Tierra Santa, que lo llevará a Israel y a los territorios palestinos, para mostrar su cercanía a la minoría católica y su apoyo "a los que se esfuerzan por lograr la paz", según ha manifestado esta semana en el Vaticano.
El Pontífice, de 82 años, ha reiterado su deseo de "paz y unidad para todos los que viven en Medio Oriente", y a la vez ha hecho hincapié en que éste no es un viaje político. "Mi intención es visitar los lugares sagrados donde estuvo Jesús y rezar por el regalo de la paz".
El recibimiento se prevé multitudinario. El país -habitado por una mayoría musulmana, con comunidades cristianas y judías- se ha visto empapelado con carteles de saludos, banderas y estrictas medidas de seguridad que han obligado a los ciudadanos a tolerar numerosos desvíos de tránsito y constantes chequeos por parte de la policía.
Pero los jordanos están acostumbrados a este tipo de exigencias vinculadas a la seguridad. Lo hace necesario el vecindario: tiene fronteras con Siria, Israel, Irak y Arabia Saudita. Llama la atención que al ingresar a un hotel o incluso al pasear por un mall, hay que someterse a detectores de metales y revisiones exhaustivas.
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El Pontífice, de 82 años, ha reiterado su deseo de "paz y unidad para todos los que viven en Medio Oriente", y a la vez ha hecho hincapié en que éste no es un viaje político. "Mi intención es visitar los lugares sagrados donde estuvo Jesús y rezar por el regalo de la paz".
El recibimiento se prevé multitudinario. El país -habitado por una mayoría musulmana, con comunidades cristianas y judías- se ha visto empapelado con carteles de saludos, banderas y estrictas medidas de seguridad que han obligado a los ciudadanos a tolerar numerosos desvíos de tránsito y constantes chequeos por parte de la policía.
Pero los jordanos están acostumbrados a este tipo de exigencias vinculadas a la seguridad. Lo hace necesario el vecindario: tiene fronteras con Siria, Israel, Irak y Arabia Saudita. Llama la atención que al ingresar a un hotel o incluso al pasear por un mall, hay que someterse a detectores de metales y revisiones exhaustivas.
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