La humillación sufrida por los Kirchner, la presidenta argentina y su marido y antecesor, en las elecciones adelantadas de mitad de legislatura supone un cambio político y anticipa incertidumbres en la tercera economía latinoamericana. La pareja gobernante había hecho de los comicios del domingo un referéndum sobre su gestión de la crisis y su crispado manejo de los asuntos públicos, que los argentinos han zanjado quitando al oficialismo peronista la mayoría en la Cámara baja y el Senado. Para el ex presidente Néstor Kirchner, que anoche renunció a la presidencia del peronismo, el varapalo ha sido monumental en Buenos Aires, el bastión de los votos que le catapultaron al poder en 2003. Allí, Francisco de Narváez, un millonario nacido en Colombia, que encabeza una facción rival, le ha sacado dos puntos y medio, a pesar de las advertencias apocalípticas del hasta ayer jefe peronista, en una campaña ventajista y sin ideas.
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