viernes, julio 24, 2009

Lo que cuesta, se aprecia

Lo que cuesta, vale, enseña la sabiduría popular para resaltar que el mérito y el valor de los resultados están en relación al esfuerzo, a la entrega y al coraje que se haya puesto en su consecución y al riesgo corrido para llegar a la meta. Es decir, lo que cuesta, se aprecia.

Tras el anuncio realizado por la comisión de Manuel Zelaya de que la mediación de Óscar Arias había “fracasado”, llega para los hondureños la hora de esa otra verdad que exige fortalecer la convicción y actitud en pro de la libertad, de la justicia y de la paz. Porque la andanada nos va a llegar por los cuatro puntos cardinales, ante lo que, con inteligencia y serenidad, se ha de responder con la misma entereza, unidad y entusiasmo con que se ha hecho en estas últimas semanas.

A eso nos referimos al señalar la hora de esa otra verdad, cuando el patriotismo se ha de interiorizar para manifestarse en los hechos de cada día encauzados hacia la superación personal y colectiva en condiciones adversas como nunca antes. Trabajo y austeridad habrán de guiar las decisiones, no como desafío a la comunidad internacional, sino como protagonistas del destino de nuestra Patria.

Muchas cosas han cambiado con la crisis que los hondureños hemos convertido en una oportunidad para comenzar a sacudirnos el desinterés y el alejamiento de las acciones de los políticos y del saqueo de los funcionarios. Desde hoy, como en los partidos de fútbol, habrá marcación más estricta para eliminar la impunidad, la corrupción y el abuso de poder que, en nombre de la soberanía popular, se han convertido en el lastre más pesado de nuestra historia.

Muestra de ese cambio que viene y nadie lo detiene es la actuación de los operadores de justicia, de organismos del Estado que con determinación se opusieron al autoritarismo de quienes identificaron personas y confundieron cargos con el concepto de Estado. Lo extraño, como señalábamos recientemente, es que quienes en los últimos años impulsaron y respaldaron las reformas y modernización en el sistema judicial, ahora se hacen los sorprendidos por la fuerza de magistrados, jueces y fiscales, que llegó a lo más alto. En lugar de reconocer los avances, castigan al alumno que hace su tarea y que cumple con el deber.

A esto es que lo hondureños debemos responder desde el Gobierno con iniciativas y planes previsores para evitar las carreras de último minuto y las decisiones que son apafuego y no respuestas razonadas y debatidas a necesidades previstas.

Respuestas creativas deben brotar también del sector privado, de las organizaciones sociales, de las comunidades para que, “todos a una”, mantengamos el barco a flote como una responsabilidad mayor por la irresponsabilidad de quienes apuestan por el naufragio para beneficio personal o de grupo.

Lo que cuesta, vale, se aprecia y se cuida. Desde ahora sabremos proteger mejor la libertad, del autoritarismo; la paz, de los bélicos, y la justicia, de los poderosos.

Fuente: Editorial del diario La Prensa de San Pedro Sula, Honduras

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