En el momento más difícil de su gestión, cuando su presidencia está en juego, Barack Obama convocó esta noche a los dos partidos del Congreso a trabajar juntos para salvar al país de los sacrificios de la crisis económica y para devolverle la decencia a las instituciones políticas en Washington. Obama expresó su confianza en la fortaleza de sus compatriotas, a los que prometió actuar para frenar la gigantesca deuda que atenaza a la economía y a los que aseguró que no ha renunciado a su objetivo de reformar el sistema sanitario.
El primer discurso sobre el estado de la nación de Obama -también uno de los más esperados en mucho tiempo- fue una muestra de solidaridad con el sufrimiento de los ciudadanos afectados por el paro, una cierta admisión de los errores cometidos a lo largo de este año y una llamada de optimismo para salir adelante con el esfuerzo de todos.
"Lo que el pueblo norteamericano espera y lo que merece de nosotros, demócratas y republicanos, es que seamos capaces de trabajar juntos pese a nuestras diferencias", manifestó el presidente, cuyo proyecto político se ha visto seriamente amenazado por la última victoria republicana en Massachusetts.
Una parte esencial de ese proyecto, la reforma sanitaria, está actualmente estancada en el Congreso, donde los demócratas no encuentran los mecanismos legislativos para aprobar una iniciativa que no goza de gran respaldo popular. "No me voy a retirar ni deberían retirarse tampoco los miembros de esta Cámara", dijo Obama, aunque no precisó la forma en que intentará resucitar la reforma.
El presidente aludió también a la necesidad de seguir adelante con el cambio que él propuso tras su victoria pero poniendo cuidado de no aumentar el lastre de deuda que queda para las generaciones futuras. En ese sentido, anunció, como estaba previsto, la congelación del gasto público no dedicado a defensa aunque precisó que el presupuesto de educación no sólo no se verá afectado por esa medida sino que será aumentado considerablemente.
"En lugar de pelear las mismas batallas gastadas que han dominado Washington por décadas, es hora de algo nuevo. Intentemos utilizar el sentido común. Invirtamos en nuestro pueblo sin dejarle una montaña de deuda", afirmó Obama.
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