Al menos 64 personas que miraban la final del Mundial de Fútbol murieron en dos explosiones coordinadas en Uganda, informó el lunes la policía local. Otras 70 personas resultaron heridas en los estallidos ocurridos el domingo en la capital del país, Kampala. Una de las bombas fue detonada en un popular restaurante y la otra en el bar de un club de rugby. "Se ha confirmado la muerte de 64 personas. Quince en el Ethiopian Village y 49 en el Lugogo Rugby Club. Setenta y un personas sufrieron heridas", dijo la portavoz de la policía, Judith Nabakooba.
En el momento de las explosiones, ambos locales estaban repletos de simpatizantes que miraban la final de la Copa del Mundo entre España y Holanda. Los dos establecimientos suelen ser visitados por extranjeros y al menos una de las víctimas fatales era de nacionalidad estadounidense. "Las bombas iban dirigidas a dañar a la gente que miraba el partido, especialmente los extranjeros", aseguró el inspector general de la policía, Kale Kayihura.
Los heridos fueron trasladados a hospitales de las inmediaciones. Según el corresponsal de la BBC en Kampala, Joshua Mmali, la población está nerviosa y asustada, y muchos se han recluidos en sus viviendas y les han dicho a sus familiares que no salgan de casa.
Responsables
Líderes internacionales condenaron el atentado. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dijo que estaba "profundamente entristecido" y calificó el ataque de "cobarde" y "despreciable". Además, ofreció su apoyo a Uganda. Aunque aún no hay información acerca de quién podría ser el autor de los ataques, Kayihura dijo que sospechaba de la guerrilla islámica somalí al-Shabab, ligada a la red al-Qaeda, que ya había amenazado con atentados en Kampala.
Un portavoz del ejército ugandés también afirmó que al-Shabab pudo haber sido el responsable y añadió que en el lugar donde ocurrió una de las explosiones se encontró la cabeza de un hombre somalí, posiblemente el atacante suicida que detonó una de las bombas.
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