La declaración de culpabilidad por parte de los detenidos por espiar en EEUU para Rusia, entre quienes figura la peruana Vicky Peláez, permitió el inicio del mayor canje de espías entre Washington y Moscú desde el fin de la Guerra Fría.
Un avión con diez espías rusos deportados desde Estados Unidos y otro con cuatro ciudadanos rusos condenados en Rusia por espionaje llegó a Viena, donde se ha efectuado su canje, informó la agencia oficial rusa Itar-Tass.
Los diez detenidos en varios puntos del país por participar en una red de espionaje han aceptado un acuerdo con la Fiscalía de EEUU por el que se declaraban culpables de los cargos impuestos y aceptaban ser deportados a Rusia, un movimiento que recordó a la época de enfrentamiento entre EEUU y la extinta Unión Soviética.
La periodista peruana Vicky Peláez. | Efe
"A nadie le debería sorprender que aún queden en pie algunos vestigios del pasado y que Rusia tenga activo su servicio de inteligencia", dijo tras el anuncio del canje de espías un alto funcionario del Gobierno de EEUU, que aseguró que ese desenlace muestra "el buen funcionamiento del contraespionaje estadounidense".
La misma fuente de la Administración del presidente Barack Obama señaló además que la declaración de culpabilidad de los detenidos es "un gran logro en términos de seguridad nacional" al haber conseguido desarticular "una banda de agentes que habían podido operar libremente en EEUU".
"Hemos demostrado la fortaleza de nuestro servicio de inteligencia y eso debería funcionar para el futuro como un aviso a cualquier otro Gobierno que quiera llevar a cabo una operación similar (a la de los agentes rusos)", añadió la fuente.
Sin embargo, aunque esta última trama de espías haya recordado a los estadounidenses al guión de una película o a una novela de John LeCarré, en las que personas aparentemente normales viven durante años en EEUU con identidades falsas, lo que difiere esta situación de las del pasado es el grado de cooperación entre ambas naciones.
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