La nube de la recesión pasó. Y aunque la recuperación sigue siendo anémica, el momento es el adecuado para revitalizar la maquinaria puesta en marcha hace 10 años para combatir la extrema pobreza, el hambre, la enfermedad y la desigualdad. "No hay proyecto global más gratificante que los Objetivos del Milenio", dijo el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Las grandes palabras y las buenas intenciones dominaron el arranque de la cumbre que reúne hasta mañana en Nueva York a los líderes mundiales, para revisar lo que va bien y lo que va mal en el proceso. Pero para alcanzar los logros marcados para 2015 -erradicar la pobreza extrema y el hambre, educación universal, igualdad entre géneros, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el sida, fomentar una asociación mundial y sostenibilidad del medio ambiente-, hay que actuar. Como señaló el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, la crisis provocó avances desiguales y retrocesos.
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