jueves, febrero 03, 2011

El Gobierno promete diálogo mientras sigue la represión

El centro de El Cairo se ha convertido de nuevo en el escenario de una batalla campal donde la violencia y los actos vandálicos no han cesado, a pesar de que los militares optaron esta tarde por disparar al aire con el objetivo de dispersar los enfrentamientos. Lejos de diluir el caos instalado en las calles de la capital egipcia desde hace dos días, los tiros se han perdido entre el ruido de la plaza de la Liberación, centro neurálgico de los enfrentamientos. Los partidarios del presidente continúan moviéndose por la ciudad con un único objetivo: silenciar cualquier voz discordante con el régimen. Hosni Mubarak, sin embargo, -en una entrevista concedida a la corresponsal Christiane Amanpour, de ABC News-, ha asegurado que la única manera de que no se instale el caos en la ciudad es su permanencia en el poder. "Me dio mucha pena ver a egipcios peleando entre ellos. Me hubiera ido, pero todo sería un caos", ha recalcado el presidente. "No me importa lo que la gente diga sobre mí. Me importa mi país, me importa Egipto", ha insistido, en la línea del discurso patriótico del pasado martes, tras la multitunaria manifestación que dio paso a los enfrentamientos que todavía se viven en el país.

Mientras el presidente insiste en que se queda por el bien de su país, sus seguidores tratan de tapar la boca a aquellos que disienten del régimen. Los periodistas y los miembros de ONG buscaban ayer lugares seguros para evitar linchamientos y robos. Hoy, han sido asaltados en sus propios hoteles, han esquivado balas y navajazos y algunos han sido detenidos. El vicepresidente egipcio el Gobierno, Oman Suleimán, ha negado cualquier implicación con los actos violentos a través de una entrevista concedida a la televisión estatal, y ha prometido que mantendrá un diálogo con la oposisón para iniciar reformas constitucionales.

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