Después de 10 años de guerras que han agotado sus energías al máximo, las fuerzas armadas de Estados Unidos estaban más que renuentes a convertirse en la cara visible de un nuevo ataque de la coalición contra otro país árabe.
Pero apenas unas horas después de que los barcos y submarinos de guerra norteamericanos lanzaran un ataque masivo con misiles Tomahawk sobre Libia, la gran pregunta que se hacen en el Pentágono no es si Estados Unidos estuvo efectivamente a la cabeza del operativo, sino cuándo podrá entregarle el mando a una de las potencias aliadas.
Es verdad que el ataque inicial fue lanzado por los bombarderos franceses. De hecho, las fuerzas británicas también estuvieron involucradas, y un submarino británico se unió a Estados Unidos en el lanzamiento de misiles contra las costas libias. Pero el Pentágono reconoció que la punta de lanza del ataque sobre Libia -la mayor intervención militar en el mundo árabe desde la invasión de 2003 a Irak- fueron las fuerzas norteamericanas.
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