El presidente reitera su ofrecimiento de traspasar el poder a "manos seguras".-El riesgo de enfrentamientos entre partidarios y detractores del régimen se dispara en Saná.
Una gran protesta convocada por los manifestantes contrarios al presidente Ali Abdalá Saleh recorre este mediodía las calles de la capital de Yemen, Saná, para exigir su salida inmediata del Gobierno. En paralelo, el presidente ha liderado una gran concentración para exhibir su fuerza en las cercanías del palacio presidencial, con lo que el riesgo de enfrentamientos entre los dos bandos es muy alto. De hecho, el Ejército ha realizado los primeros disparos al aire para dispersar a los dos grupos de manifestantes.
En una nueva arenga a sus fieles, Saleh ha dicho estar dispuesto a entregar el poder pero solo a "manos seguras", según ha informado la televisión estatal. "Estamos en contra de disparar una sola bala y cuando hacemos concesiones es para garantizar que no hay un baño de sangre. Nos mantendremos firmes y les haremos frente con todo el poder que tenemos", ha advertido, en una referencia directa a sus detractores, entre los que figuran algunos ex altos cargos del Ejército.
Precisamente el militar de mayor rango entre los desertores del régimen, el general Alí Mohsen, quien el lunes pasado anunció su salida del Ejército para respaldar a los grupos prorreforma, se habría reunido durante las últimas 48 horas con el presidente para pactar una transición ordenada, según ha informado este viernes un ayudante de Saleh. "Mohsen ha aclarado por qué hizo lo que hizo, y ha reclamado [al presidente] garantías de que no le ocurrirá nada", ha explicado Ahmed al-Sufi, secretario del presidente. Ayer, el diario The Wall Street Journal informó de que Saleh y Mohsen estaban ultimando un acuerdo que culminaría con la renuncia de ambos y la creación de un gobierno de transición de carácter estrictamente civil.
Mohsen, visto como el segundo hombre con más poder en Yemen, aseguró ayer a Reuters que no alberga ninguna ambición de convertirse en presidente. De hecho, muchos yemeníes ven a Mohsen como parte del sistema caduco y corrupto que quieren enterrar con sus protestas.
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