El siguiente acto oficial del próximo presidente será el anuncio de su Gabinete Ministerial. El primero fue recibir sus credenciales de manos de la máxima autoridad electoral, Hugo Sivina.
Antes de su discurso del 28 de julio (su tercer acto oficial) y después de haberlo escuchado ayer, con motivo de su confirmación como mandatario entrante, Humala tiene dos tiempos cruciales que manejar: de aquí al 30 de este mes, para definir su equipo de gobierno, tal como lo tiene previsto; y del 1 de julio en adelante, para iniciar la toma gradual de riendas del poder.
Humala debería llegar a la asunción de mando en el Congreso con un jefe de Gabinete y un Consejo de Ministros perfectamente adecuados a los objetivos y metas que quiere cumplir, no al revés, con un Gabinete desconectado de la agenda presidencial real.
No es cuestión de comprometer y presentar grandes figuras si ellas no tienen la garantía del presidente electo de que van a trabajar en línea coherente con lo que creen.
En suma, el Gabinete Humala no debe ser el primer sorprendido, el 28 de julio, con un mensaje a la nación que podría prever iniciativas y decisiones de corte radical, cuando el compromiso nuevo y último de Gana Perú consiste en no generar zozobras políticas ni económicas.
Las presiones de Perú Posible por cuotas ministeriales que podrían romper la adecuación del Gabinete a las metas y objetivos trazados, colocan a Humala ante el riesgo de producir un arroz con mango innecesario, solo por pagar la factura política de la segunda vuelta electoral. Humala comprendería, sin embargo, que no tiene salida fácil ante las acreencias contraídas con el partido de Alejandro Toledo.
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