En el que lleva camino de convertirse en el peor año para las tropas norteamericanas en Afganistán, el presidente Barack Obama llamó ayer a cerrar el último frente de guerra norteamericano para centrarse en la reconstrucción económica del país. En su primer discurso ante la Legión Americana, el presidente anunció el inminente final de una década de guerra, iniciada por los ataques contra Washington y Nueva York de 2001 y en la que han fallecido ya 6.200 soldados.
En Afganistán quedan aún 96.000 soldados, después de un rearme ordenado por el propio Obama en 2009. Antes de final de año, 10.000 de ellos regresarán a sus bases en Estados Unidos. Posteriormente, antes de verano de 2012, volverán otros 20.000. En Irak aún quedan 50.000 tropas en tareas de supervisión y entrenamiento de las fuerzas de seguridad nacionales, pero se replegarán también antes de final de año.
"Debemos reconocer la extraordinaria década de servicio de la Generación del 11-S, esos más de cinco millones de norteamericanos que han lucido su uniforme en los pasados diez años", dijo el presidente en su discurso en Minneapolis ante la Legión, la mayor organización de veteranos de guerra del país. "América aún necesita cumplir con una obligación para con sus veteranos, donde más la necesitan. Esa labor es la de reforzar la economía. Después de una década de guerra, es hora de centrarse en levantar la nación aquí en casa".
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