El ataque coordinado de un grupo de insurgentes contra la Embajada de EE UU en Kabul y la sede de la OTAN finalizó esta madrugada y tras 20 horas de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad afganas. Un portavoz del Ministerio del Interior, Sediq Sediqqi, ha informado a través de su cuenta de Twitter que al menos seis de los asaltantes han perdido la vida a disparos de la policía. Otras fuentes elevan esta cifra a nueve y calculan que otras siete personas han perdido la vida, cuatro de ellos, agentes afganos. Los talibanes habían logrado mantener el intercambio de fuego apostados desde la mañana de ayer en un edificio de 14 plantas, desocupado y en construcción.
El embajador estadounidense en Kabul, Ryan Crocker, ha responsabilizado del ataque a los Haqqani, una red independiente vinculada a los talibanes y con base en Waziristán del Norte, región fronteriza entre Afganistán y Pakistán. Fuentes de la OTAN comparten esta misma versión. Los Haqqani ya participaron en la noche del sábado en el bombardeo de una base en la provincia de Wardak, al oeste de la capital, en el que resultaron heridos 70 soldados.
Granadas cerca de la embajada
En una serie de atentados coordinados, los asaltantes atacaron con rifles y explosivos la legación norteamericana, el cuartel de la OTAN y diversos edificios policiales afganos. Crocker ha informado de que al menos seis granadas, lanzadas desde una distancia de unos 800 metros, alcanzaron el perímetro de la misión diplomática estadounidense, situada en la zona verde, un recinto fortificado que alberga embajadas y edificios gubernamentales. Es el tercer gran ataque que sufre desde junio la capital de Afganistán, que se ha convertido en un objetivo prioritario para la insurgencia, justo en el inicio de la retirada de tropas aliadas y del proceso de entrega de soberanía al pueblo afgano.
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