El intercambio de un soldado israelí por un millar de presos de Hamás, 280 de los cuales están condenados a cadena perpetua por actos de terrorismo, provoca los recelos de un sector de la población israelí ¿Están fundamentados los temores de que esta liberación anime a Hamás a capturar a otros soldados para negociar nuevos intercambios? Los presos con delitos de sangre ¿deben ser liberados? ¿Cuáles serán los efectos colaterales? ¿Podría este acuerdo ser el primer paso de un acercamiento entre israelíes y palestinos? ¿Debe producirse ese avance?
Juan Miguel Muñoz
Creo que el canje de un millar de prisioneros por el soldado Shalit no va a suponer ningún cambio en la política israelí respecto a Hamás y Gaza. Me lo decía un portavoz del Gobierno israelí en Jerusalén en 2007: "Queremos convertir Gaza en la República Democrática de Alemania y Cisjordania en la Alemania Federal". La estrategia de división de los territorios palestinos también fue explicada nítidamente por el principal asesor del ex primer ministro Ariel Sharon, Dov Weisglass, al anunciarse la retirada unilateral de los colonos y militares israelíes de Gaza en 2005. Son estrategias pensadas para el largo plazo, que no creo vayan a variar por el canje de hoy. No creo que el Gobierno de Netanyahu vaya a cambiar esa estrategia de división, a la que que ha ayudado el enfrentamiento entre Hamás y Al Fatah, incapaces de acordar asuntos trascendentales. Por otra parte, Hamás tampoco va a reconocer a Israel. A lo sumo, admiten la creación de un Estado palestino en las fronteras de 1967. De momento, no pasarán de ahí. No creo que a medio plazo Hamás e Israel puedan negociar más allá de un alto el fuego.
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