Panmunjom, la última frontera de la guerra fría, es hoy sobre todo la línea divisoria de dos mundos que cada día se distancian más. Corea del Sur porque progresa y Corea del Norte porque retrocede. En el corazón de la Zona Desmilitarizada, eufemismo con el que se denomina la frontera más militarizada del planeta, los soldados de uno y otro lado están separados por escasos 20 metros, pero las escobas de esparto del Norte y la máquina quitanieves del Sur, con que los dos Ejércitos limpian el espeso manto blanco caído durante la madrugada, revelan el abismo que les separa.
En Panmunjom no se percibe el luto por la muerte de Kim Jong-il, acontecimiento que puede dar al traste con la división de la península coreana que propuso Washington a Moscú en 1945, tras derrotar a los japoneses que ocupaban este país desde 1910. Esa división ficticia a través del paralelo 38, que dividió familias, propiedades y las vías de comunicación estalló en 1950 cuando el Ejército comunista avanzó sorpresivamente y casi se hace con el resto de la península. La llegada del general MacArthur, al mando de tropas estadounidenses, le dio la vuelta a la situación y entonces fueron los voluntarios chinos los que entraron en acción.
En un edificio cercano que quedó el control del Norte, se firmó el armisticio que puso fin a una guerra de tres años que dejó más de dos millones de muertos. Hasta ahora, sin embargo, no se ha firmado el acuerdo de paz entre los dos países. A sólo 53 kilómetros al norte de Seúl, dos enormes depósitos de explosivos colocados a uno y otro lado de la carretera marcan el inicio de la zona desmilitarizada. La alambrada que la guarda está electrificada y los campos minados, con excepción de los que rodean una aldea en cada lado.
El soldado estadounidense que hace de guía llama a la aldea del Sur la de la Libertad y a la del Norte, la de la Propaganda, aunque la propaganda es un arma utilizada por ambas partes en este enclave. Organizaciones de extrema derecha lanzaron el miércoles globos llenos de mensajes desde una loma cercana pidiendo a los norcoreanos que no recen por el dictador porque “está en el infierno” y llamando a Kim Jong-il “demonio”.
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