El gobierno de Cristina Kirchner usará las utilidades de la ahora expropiada YPF, que el año último fueron de 1300 millones de dólares, como una nueva caja para financiar las importaciones de petróleo, gas y fueloil que se necesitan para cubrir la demanda energética, las que este año podrían llegar al orden de los US$ 14.000 millones.
Ayer, la presidenta Cristina Kirchner no sólo defendió una vez más la expropiación de YPF sino que justificó que se haya hecho ahora y no durante el gobierno de su esposo, Néstor Kirchner, o en su primera gestión. "No estatizamos antes YPF porque la historia se construye como se puede, no como se quiere", expresó la jefa del Estado en un acto público.
Se estima que el déficit comercial energético (diferencia entre importaciones y exportaciones) será en 2012 de US$ 9000 millones. Cristina Kirchner dijo que en 2011 fue de 3029 millones de dólares.
Ese desequilibrio tiene impacto en el déficit comercial general y en el rojo fiscal. El gasto en ese rubro se convirtió en casi insoportable para el Gobierno.
"Las utilidades de 1300 millones de dólares que antes Repsol giraba al exterior ahora se usarán para pagar parte de las importaciones y reducir algo del bache fiscal. Y ya no saldrán del Tesoro", dijo a LA NACION un funcionario oficial. Será una caja más, aunque no alcanzaría para resolver el problema de fondo, que hoy es el de la importación de recursos energéticos.
Sin embargo, los interventores en YPF, el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, buscan enviar señales de que mejorará la producción de gas y petróleo a partir de la decisión de expropiar la empresa a Repsol.
"Hay conciencia de que el efecto político de la expropiación hay que consolidarlo con resultados inmediatos. El desafío es superior al de Aerolíneas Argentinas", señaló otra fuente oficial. De Vido se reunirá hoy mismo con varias empresas petroleras. El objetivo es conseguir inversores para aumentar la producción, las utilidades y ahorrar dólares en importaciones.
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