Con más de los dos tercios de los votos, la Cámara de Diputados convertirá mañana en ley la expropiación del 51 por ciento de las acciones de la petrolera YPF , hasta ahora en manos de la española Repsol. Si se confirma esta abrumadora mayoría -idéntica a la que se registró en el Senado la semana pasada - , será un argumento de invalorable utilidad para el Gobierno, que lo agitará para rebatir las críticas internas y foráneas que despertó la iniciativa. El debate, que arrancará hoy y se desdoblará en dos jornadas consecutivas por la cantidad de oradores anotados, finalizará mañana al filo de la medianoche. Será una sesión maratónica, a pura retórica y con final cantado, ya que cada bloque definió su postura y no se incluirán modificaciones al texto del Poder Ejecutivo.
Habrá, como único condimento para aderezar el debate, un puñado ínfimo de legisladores que se atreverá a desafiar la decisión de la mayoría partidaria (rebeldía con epicentro en la UCR), aunque será incapaz de torcer la suerte de la votación final. Así las cosas, el oficialismo ya puede festejar por anticipado: a sus huestes y aliados se sumarán el radicalismo; el Frente Amplio Progresista (FAP); Proyecto Sur, de Fernando "Pino" Solanas; el minibloque que lidera el peronista disidente Felipe Solá, así como un puñado de legisladores de la Coalición Cívica y del peronismo disidente que, por esta oportunidad, se apartarán de la decisión de la mayoría para votar a favor.
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