En concreto, un 60,3 por ciento de los votantes, unas 955.000
personas, apostaron por la ratificación de este acuerdo, suscrito el
pasado 2 de marzo por 25 líderes de la UE, todos excepto de Reino Unido y
República Checa. El restante 39,7 por ciento --629.000 personas--
dijeron 'no'.La participación en esta consulta, no vinculante para el Gobierno, ha
rondado el 50 por ciento, similar a la de otros plebiscitos convocados
previamente en Irlanda. El tratado obliga a los países firmantes a introducir en sus
constituciones un límite del déficit al 0,5 por ciento del PIB y que
además prevé sanciones casi automáticas para los países que superen el
umbral del 3% del PIB.
Irlanda se desmarcó del resto de países firmantes del Tratado al
convocar el pasado 28 de febrero un referéndum a instancias del fiscal
general irlandés, convirtiéndose así en el único de los 25 países que
suscribieron el texto que consultará a sus ciudadanos sobre esta
cuestión. El país, que ya rechazó en 2001 el Tratado de Niza y en 2008 el de
Lisboa en sendas consultas, no contará en esta ocasión con poder de
veto, porque el Tratado entrará en vigor en cuanto cuando lo hayan
aprobado 12 de los 17 miembros de la eurozona.
Además, el Tratado prevé que aquellos Estados miembros que lo
rechacen no tengan acceso a nuevas ayudas del fondo de rescate para
países endeudados. Irlanda se beneficia en estos momentos de un plan de
ayuda de la UE por valor de 85.000 millones de euros. Los sondeos previos a la consulta ya apuntaban a una victoria del
'sí', promovido desde el Gobierno, desde el que el primer ministro, Enda
Kenny, aseguraba que "ahora es el turno de los irlandeses y existen
realmente buenas razones para votar Sí".
Por contra, el Sinn Féin se erigió en el principal partido defensor
del 'no' al considerar que el Tratado no sólo no contribuye a resolver
la crisis de la zona euro, sino que incorporará a la Constitución
políticas erróneas que ya han causado mucho daño al país.
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