Hugo Moyano jugó con un pie afuera del límite de la prudencia. El
Gobierno también. Las dos partes apostaron fuerte cuando escaló el
conflicto de los camioneros. Las dos partes, también, se dieron por satisfechas con la solución temporal
del diferendo. Visto así, puede parecer un empate. Pero estaba en juego
una profunda cuestión política y lo que queda, en esta instancia al
menos, es que Moyano, en desventaja de fuerzas, pudo desafiar el poder del Gobierno y salir entero del choque. ¿Quién ganó, entonces, y quién perdió? Se cerró un capítulo, no el primero pero mucho menos el último, de una doble batalla por la sobrevivencia política.
Moyano sabe que Cristina va por su cabeza . Si lo sacan de la cancha tendrá un penoso peregrinar por los tribunales. Nadie puede garantizarle un futuro en paz.
Cristina sabe que si no doblega a Moyano su dominio encontrará un límite
y alrededor de ese límite se van a agrupar los muchos peronistas que
aspiran a desbancarla a ella y al sistema de poder que la sostiene,
empezando por el intrigante Carlos Zannini y limpiando, de paso, a
personajes menores como Amado Boudou.
Así de pesado es lo que está
en juego detrás del paro de los camioneros, de la convocatoria de
Moyano a Plaza de Mayo para la semana próxima, de la renovación de
autoridades que debe producirse dentro de tres semanas en la CGT.
El desenlace de ayer alcanzó para que nadie tuviera que mostrarse derrotado
. Levantar el paro de transporte de combustibles antes del tiempo
fijado era lo que buscaba el Gobierno. La convocatoria a un acto de
protesta contra el saqueo al salario por el abusivo Impuesto a las
Ganancias y el recorte a las asignaciones familiares, es el punto donde
Moyano se hace fuerte ampliando su marco de alianzas. Ese reclamo le
permite convocar más allá de las fronteras de la CGT, donde la moneda de su reelección todavía está en el aire.
Fuente: Diario CLARIN DE BUENOS AIRES
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