Los mercados contienen la respiración en la primera de las dos jornadas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que comienza hoy en Bruselas, y de la que se esperan avances que desbloqueen los obstáculos institucionales que paralizan la resolución de la crisis de la deuda europea. Como era previsible, la presión aumenta en el mercado de deuda soberana, donde el rendimiento que se exige al bono español a 10 años ha vuelto a superar el 7%, nivel crítico que equivale a una expulsión del mercado por la fuerte carga de los intereses que implica. La prima de riesgo, diferencial de rendimiento entre el bono español a 10 años y el alemán, ha subido hasta 551 puntos básicos (5,51 puntos porcentuales) y se mantiene en el entorno de los 550.
El pasado 18 de junio el mercado llegó a exigir una remuneración del 7,285% a los títulos de deuda soberana española, máximo desde que entró en vigor el euro. El Ibex, que ayer se anotó una subida del 2,12%, mantiene levísimas variaciones respecto a su cierre de ayer. Poco antes del mediodía cedía un 0,58% y marcaba 6.635,7 puntos. La refundación de la Unión Europea -o, más bien, de la eurozona- y el avance hacia una mayor integración fiscal, bancaria y, por tanto, política supone un horizonte temporal demasiado lejano para unas economías, la española y la italiana, a punto de explotar a causa de su elevado endeudamiento. Queda la esperanza -quizás vana- de que, al menos, de la cumbre salgan soluciones a corto plazo que permitan bajar los altos tipos de interés que tienen que pagar los Tesoros de España e Italia cada vez que recurren al mercado para captar financiación.
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