Ann Romney, durante su discurso. | Afp
- LAnn Romney subió al escenario nerviosa. No le gustaba el teleprompter y horas antes apenas tenía un hilo de voz. Pero una vez en el podio, jaleada por miles de delegados ruidosos, subió el tono y cumplió con su misión. Se presentó como "esposa, madre y abuela" sufridora para compensar la aparente frialdad de su marido y apeló directamente a las mujeres, el electorado más esquivo para los republicanos. [Lea el discurso íntegro de la esposa de Mitt Romney]Mientras hablaba, en el escenario se proyectaban fotos en blanco y negro de ella y su familia. Vestida de rojo brillante, como el color de los republicanos, la aspirante a primera dama empezó su discurso de 25 minutos con un mensaje directo a las mujeres, sobre todo a las que tienen hijos, las votantes más probables del partido, según las encuestas."Son las madres de este país, solteras, casadas, viudas, las que de verdad mantienen este país unido. Somos las madres, somos las esposas, somos las abuelas, somos las hermanas mayores, somos las hermanas pequeñas, somos las hijas", declamó Ann. "Sois lo mejor de América", subrayó la esposa del candidato. Llegó a gritar: "Os quiero, mujeres".Quería desterrar la polémica del congresista republicano Todd Akin, que sugirió que las mujeres violadas no se pueden quedar embarazadas y que algunos abusos sexuales son inventados. Los comentarios ayudaron poco con el electorado femenino, que, desde siempre, prefiere a los demócratas.Ann presentó su "historia de amor" y habló de sus tragedias personales para intentar convencer a los votantes de que en la vida del candidato millonario también hay problemas. "Algunos dicen que nuestro matrimonio es como de cuento. En los cuentos que he leído nunca había largas tardes de lluvia con cinco niños gritando a la vez en la casa. En esos cuentos nunca había capítulos que se llamaran esclerosis múltiple o cáncer de mama", relató la esposa del republicano."¿Un matrimonio de cuento? Para nada. Lo que Mitt Romney y yo tenemos es un matrimonio real", leyó Ann, que asegura haber participado en la escritura de su discurso más de lo que habían planeado los asesores de su marido. Habló de su primer apartamento en un sótano y de su dieta de pasta y atún tras su boda, "los mejores días" de su vida, según ella. Contó la historia de su abuelo minero de Gales.La misión de Ann era hablar como su marido no lo hace. A Romney no le gusta detenerse en su fe mormona, prefiere no detallar su trabajo como empresario e insiste en que es una persona privada. Pero Ann ha compartido en público su sufrimiento con la esclerosis, el cáncer y hasta un aborto espontáneo que tuvo hace un par de décadas.El uso de las parejas pertenece al ritual político nacional, pero tal vez ninguna de las consortes se ha definido tanto por sus luchas médicas como Ann. La aspirante a primera dama sorprendió incluso a su marido al contar este martes detalles sobre la pérdida de un bebé y cómo lloró su hijo pequeño al enterarse de que ya no iba a tener otro hermano o hermana.
Ann concluyó su discurso con la afirmación de que se siente "la mujer más afortunada del mundo» y con un consejo: «Podéis confiar en Mitt".Con los aplausos, apareció su marido en el escenario. Su presencia era una novedad en el primer día de convención. Los candidatos habitualmente esperan al último, cuando les toca dar su discurso. Mitt besó a Ann en los labios suavemente y la abrazó. Él no dijo nada al micrófono. Se fueron juntos mientras sonaba 'My Girl'.Fuente. DIARIO EL MUNDO DE ESPAÑA
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