El precio no es barato, pero hay una ventana y hay que aprovechar. Y Telefónica está en ello. Después de tantear el mercado durante unos días, esta mañana se ha decidido y ha abierto los libros para pedir órdenes de compra en una emisión de bonos a cinco años. Tendrá que pagar cerca de un 6% por ello, según la información recabada por Bloomberg, pero lo importante es la señal: el mercado se ha reabierto para las empresas españolas.
El acceso a financiación para las corporaciones nacionales lleva cerrado desde marzo. Telefónica lo probó por última vez en febrero, cuando vendió 1.500 millones de euros en bonos a seis años a un precio de midswap (el tipo de referencia para estas emisiones, porque es el punto medio al que los bancos se cotizan tipos de interés) más 300 puntos básicos. Ahora, el precio que se ofrece es el midswap más 510 puntos básicos, dos puntos porcentuales más de coste en solo unos meses.
Es verdad que Telefónica refinanció en marzo el préstamo de O2 para llevar su vencimiento a finales de 2015 y que hizo una miniemisión en yenes, pero en la práctica está fuera del mercado en euros desde antes de la primavera. Lo mismo para el resto de las empresas españolas. Pero la situación parece estar cambiando. Santander ya lo percibió hace dos semanas y vendió 2.000 millones en deuda sénior a dos años al 4,375%.
Y todo gracias a Mario Draghi. El presidente del BCE se fue de vacaciones lanzando una promesa. La general fue que hará todo lo que tenga que hacer para salvar el euro. La concreta (la que más gustó a los mercados): el supervisor comprará bonos de países con problemas en los plazos más cortos de la curva. Esta promesa ha hecho milagros con la prima de riesgo de los bonos a dos, tres e incluso cinco años. Y esos son los plazos a los que están saliendo las empresas españolas. Puede que el diferencial del bono nacional a diez años con el alemán siga alto, pero en periodos más cortos empieza a ser asumible.
Lo llamativo es que ni Santander ni Telefónica han esperado a que el artífice de la promesa la concretara. La reunión del BCE en la que se decidirá la compra de bonos a corto plazo (eso se espera) es mañana y una buena noticia podría rebajar aún más los costes. Claro que una mala noticia (y puede ser cualquiera porque el sentimiento de los inversores es muy voluble, desde que no haya rebaja de tipos a que se definan menos de lo previsto las medidas no convencionales) puede hacer que regrese la montaña rusa de la incertidumbre.
Fuente. DIARIO CINCODÍAS DE ESPAÑA
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